Seco de victorias en Liga desde el 11 de diciembre de 2020, el Oviedo volvió a ganar en su duelo de la jornada 25 ante el Lugo en casa. Yendo de menos a más, avanzando con firmeza y paciencia y haciéndose con cada metro que cedía el rival, los del Cuco Ziganda cocinaron a fuego lento su resurrección.
Los de Mehdi Nafti quizá pecaron de relajación. Comenzaron bien el partido. En los compases iniciales, se sabían superiores mientras los carbayones ni se acercaban a Cantero. El 'Puma' Rodríguez, de los que más lo estaban mereciendo, premió este gobierno con un zapatazo tan potente como preciso que abrió la lata en el 13'.
De ahí en adelante, el equipo fue cediendo metros, no de golpe, pero sí poco a poco, en lo que sus contrincantes los iban conquistando. La mala suerte o puede que el error de no recoger los brazos por parte de Iriome facilitó estos avances. Un balón exportado desde la banda le dio en la extremidad a la altura del codo y lubricó así el empate de Tejera desde los once metros.
Él y Bolaño, este último más adelante, compensaron la falta de pólvora, no de trabajo, de Leschuk y Nahuel. Pelearon y, aunque no lograron ser tan protagonistas como acostumbran, fueron de lo más útiles para abrir grietas en el sistema albirrojo. El '15', de hecho, dio la asistencia del 2-1. Arrojó también salpicados destellos de su calidad Borja Sánchez.
En el ecuador de la segunda mitad, toda esta labor adquirió sentido cuando Bolaño le ganó el salto a Xavi Torres en un centro lejano de falta que colgó Nahuel para completar la remontada. El tanto desató las prisas en el Lugo y marcó diferencias: el Oviedo sí supo gestionar su mínima ventaja. Tanto, que incluso sentenció.
En pleno arrebato de los de Nafti por arrancar alguna ocasión de devolver el equilibrio al luminoso, Borja trazó una triangulación por la banda para volcar la zaga lucense a un lado y abrir y explotar la privilegiada posición que Nieto adquirió en la frontal. Pase raso, control de oficio, disparo pegado al palo y los puntos, al bolsillo.