Para los más contemporáneos, quizá les quede alejada o desconocida la rivalidad entre boquerones y nazaríes. Sevilla ha suplido la falta de estos derbis en los últimos tiempos, especialmente, cuando el Málaga retornó a la élite y el Granada se mantuvo algunos años más alejado del fútbol profesional.
La cercanía geográfica suele ser suficiente material para que un derbi y la rivalidad prosperen. Pero, en este caso, partidos tensos de promociones, luchas por no descender y algún que otro condenatorio a la división inferior hicieron esta rivalidad aún más intensa.
En los años 70, los encuentros entre malaguistas y granadinistas vivieron un gran auge, con la figura de Ben Barek sobre el resto. El 'Pajarito' defendió las dos camisetas y estuvo a punto de presenciar cómo otra de las leyendas del malaguismo seguía sus pasos.
En 1969, Viberti llegó a la Costa del Sol para intentar hacerse un hueco en el Málaga. Para probarle, se organizó un partido de entrenamiento ante el Granada y, según recuerda 'El Desmarque', encandiló a las primeras de cambio al entrenador Kalmar y a Rodríguez López, presidente por entonces.
No se lo pensaron y quisieron firmar de inmediato al futbolista, que estuvo a punto de no hacerlo por 'culpa', precisamente, del rival en el partidillo. El Granada bombardeó lo suyo para hacerse con un jugador que había asombrado a todos, llegando incluso a comunicarse con él 'Pipo' Rossi, técnico de los nazaríes.
El entrenador coincidió con el '5' en Argentina y quiso reclutarlo para un equipo de renombre para la época. Según recoge la obra ‘Adiós a Los Cármenes’, Rossi le pidió a Viberti que no estampase su firma con el Málaga
Finalmente, y tras la intervención del presidente malaguista, reuniéndose con él en un hotel para tenerlo todo bajo control, una diferencia económica de 200.000 pesetas alejó a una de las leyendas blanquiazules de la ciudad nazarí. Del eterno enemigo por aquel entonces.