La tienda en cuestión modificó el precio de la equipación del cuadro brasileño desde los 130 reales iniciales (unos 35 euros) a los 250 (cerca de 70 euros) que costaba tras el accidente.
Tras el aluvión de críticas en las redes, la compañía achacó la subida a un error informático y devolvió el precio inicial a la prenda.
Un intento de aprovecharse de la situación que, sin embargo, no ha pasado desapercibido ni en Brasil ni en el resto del planeta.