Jugar antes que tu rival más directo te permite meter presión, ya sea para perseguir o para sacar más puntos. Eso lo aprovechó el Real Madrid para acercarse a seis puntos del Barcelona.
Le está costando últimamente al cuadro blanco empezar los partidos. Necesita un estímulo en forma de susto o gol en contra para empezar a jugar, y ante el Espanyol ocurrió así.
Necesitaba ganar el Real Madrid y no solo por los tres puntos, sino para llegar con moral a la semana más decisiva de la temporada, con el Liverpool y el 'Clásico' a la vuelta de la esquina.
Un problema temprano
El Real Madrid se ha acostumbrado a empezar los partidos tarde. Joselu aprovechó la parsimonia blanca para, tras un error de marca de Camavinga, poner el 0-1 e instalar el nerviosismo en la casa blanca.
Sin Benzema, el runrún empezó a llegar, especialmente porque al equipo de Ancelotti le cuesta generar en los últimos metros cuando no está el francés. Y eso que no es su mejor temporada.
Todas las miradas, de esta forma, estaban puestas en Vinicius. El brasileño, para lo bueno y para lo malo, es siempre protagonista. Y esta vez revivió la noche de Anfield para marcar el inicio de la remontada.
Embotelló el Real Madrid al Espanyol en su propio cambio y se permitió vivir con tranquilidad, más aún cuando Militao cabeceó un balón imposible para Pacheco.
Una segunda parte olvidable
Nada pasó en la segunda mitad, al menos nada destacable hasta los minutos finales. El Espanyol parecía conformarse con la derrota por la mínima y no encontraba fallas en la defensa del Real Madrid.
Rodrygo reavivó la llama con una falta que se marchó al larguero y Asensio, después de dos partidos sin marcar, volvió a mojar, esta vez ante su ex equipo, para sentenciar el partido.
El Real Madrid metió presión al Barcelona antes de la visita azulgrana a San Mamés. La Liga aún no está sentenciada y el cuadro de Ancelotti quiere luchar hasta el último suspiro.