El conjunto madridista, único en esta edición de los ocho grupos en concluir con 18 puntos, y ya clasificado desde la anterior jornada y como primero, presentó ante el CSKA, colista del grupo y que buscaba su primer triunfo, un equipo plagado de no habituales.
Pese a ello, el partido en el estadio Alfredo Di Stéfano resultó de un único sentido: control, dominio y búsqueda de la meta rival por parte del conjunto dirigido por Dani Poyatos.
Sin embargo, la falta de puntería en la resolución final hizo que el Real Madrid no se adelantara en el marcador hasta el borde del descanso. Fue tras un saque esquina, con despeje fallido del meta ruso, y un balón rebotado hacia la zona izquierda donde Miguel Gutiérrez centró hacía el lado opuesto viendo la entrada de Álvaro de Frías, que fusiló al fondo de las redes (m.45).
La segunda mitad tuvo una tónica similar. El 2-0 se veía venir, pero no fue hasta el minuto 80 cuando llegó. Lo marcó Iván Riveiro, que había saltado al terreno de juego apenas un cuarto de hora antes, en notable acción personal con disparo desde fuera del área.
El CSKA seguía sin apenas aparecer por el área madridista. Fue en el minuto 92 cuando se llevó, al menos, la satisfacción del gol, en buena jugada de Artem Popov, que marcó su primer tanto en la competición.