Pocos entienden hoy en día cómo la Liga Bielorrusa se sigue jugando. Con todo el mundo confinado por la pandemia del COVID-19, el fútbol sigue vivo en la ex república soviética.
Lo hace sin apenas aficionados en las gradas. Son muchos los que han decidido no acudir a los estadios como forma de protesta y boicot ante las autoridades permanentes. Algunos incluso han colocado maniquíes.
"Claro que tomamos las mismas medidas que el resto de la gente, nos lavamos las manos y todo eso. Pero el campeonato continúa. Entrenamos con normalidad y jugamos partidos", dijo en rueda de prensa Eduard Gradoboyev, entrenador del Belshina.