Son los tres lunares del barcelonismo en lo que a Copa se refiere. El Madrid tuvo su 'alcorconazo', y el Barça, sus sonoros trastazos ante Figueres, Novelda y Gramenet.
Ocurrió a comienzos de siglo, en las temporadas 2001-02, 2002-03 y 2004-05, respectivamente. Por aquel entonces, como en la presente edición, las primeras rondas se jugaban a partido único en casa del equipo de menor categoría, y los de Primera quedaban emparejados, en la medida de lo posible, con los más humildes del bombo, y a ser posible por proximidad territorial.
Para los modestos, era el partido del año. Como hoy, se instalaban gradas supletorias si era posible y se colgaba el cartel de no hay billetes. Porque no todos los días en Figueres se puede ver al Barcelona.
Lo que no esperaban los seguidores del modesto club catalán era dar una de las sorpresas del año. Porque con un gol de Kali Garrido en el minuto 92 eliminaron a un Barcelona en el que además de unos jovencísimos Reina y Puyol estaban futbolistas de renombre como Alfonso, Saviola u Overmars.
Era el 7 de noviembre de 2001, y el Barcelona se llevó un sonoro revés. Es cierto que el equipo estaba mermado por las bajas, y por la inexplicable ausencia de sus internacionales (no existían los parones internacionales y para minimizar daños se jugaba esas semanas la Copa), pero aún así el golpe fue de los que duelen.
Pero el Barça, lejos de aprender la lección, un año después se vio sorprendido de nuevo por un humilde. En esta ocasión fue el Novelda, quien el 11 de septiembre de 2002 ganó por 3-2 al Barcelona.
En aquella ocasión, con De Boer, Xavi, Saviola o Riquelme, el Barcelona volvió a naufragar. El malogrado Robert Enke fue el cancerbero aquella noche, y Van Gaal, entonces entrenador azulgrana, le puso la cruz.
La siguiente temporada no se repitió el esperpento, pero un jovencísimo Leo Messi lo vivió en sus propias carnes una más tarde. En octubre de 2004 el Barça fue emparejado con el Gramenet, y de nuevo cayó por 1-0, en la prórroga.
La Copa no fue una prioridad para el Barcelona hasta que llegó Guardiola, dispuesto a ganarlo todo. El de Santpedor plantó la semilla, y los frutos de aquella revalorización del torneo copero siguen dando alegrías en el Barça aún hoy en día.