En aquel entonces, por 2014, Weigl militaba en el conjunto de Múnich y, en una noche de desenfreno junto a sus compañeros Vitus Eicher, Daniel Adlung y Yannick Stark, rajó demasiado de su equipo.
"Cuando me suspendieron en 2014, estaba devastado. A partir de entonces comencé a mirar con cierta distancia al negocio del fútbol. En ese momento era ingenuo, incluso siendo capitán del equipo. Pensé que era más fácil de lo que realmente era", dijo en una entrevista a un medio local alemán recogida por 'AS'.
Fue el taxista el que llamó al Munich 1860 para dar cuenta de todo lo que había escuchado en la conversación de Weigl con sus compañeros de equipo.
En su club lo consideraron un acto de indisciplina y, por ello, decidieron arrebatarle la capitanía que le habían otorgado solo unos días antes. Así fue cómo Weigl perdió un brazalete por irse de la lengua en un taxi.