Van Dijk por aquí, Van Dijk por allá. Van Dijk hasta en la sopa. Huelga decir que los elogios con el neerlandés son bien merecidos. El espigado defensor es un central sensacional, con dotes de mando y aptitudes de todo tipo. Fiero al corte, colosal en el juego aéreo y fino con el balón en los pies. Nada de lo que no pueda presumir Piqué.
El duelo Messi-Van Dijk se presenta como una de las llaves del encuentro, pero el aficionado ha parecido olvidar el que pueden brindar Piqué y Mané o Piqué y Salah. Ante el United, en ambos partidos -sobre todo en Old Trafford- Piqué estuvo soberbio. En tierras inglesas, en la ida, el azulgrana dio una clase maestra.
Al nivel del que fue elegido mejor jugador de la Premier por la Asociación de Futbolistas Profesionales. Ha jugado con Umtiti, primero, y con Lenglet, con el que ha cuajado una pareja de centrales clave en la realidad del Barcelona. En Champions, el Barça ha temblado menos que en años anteriores gracias, en buena parte, a la experiencia de Piqué.
Un líder, alguien al que el barcelonismo le sale del corazón. 'Culé' hasta la médula, un habitual de grandes citas. Además, un jugador que puede decidir partidos... también en ataque. Esta temporada Piqué ya suma siete goles. Y qué bien le vendría al Barça que el octavo llegara ante la tropa de Klopp.
Con el foco puesto en Van Dijk, Piqué aterriza en la semifinal de Champions en un momento de forma al que pocos se acercan. Este año, sin encuentros internacionales por medio, el central está especialmente fino. Más maduro, aunque sin dejar de lado su carácter, el cual se ama o se odia. Para todo, genio y figura.