Como buen francés, Zidane se fija en la Selección de Francia campeona del Mundial de Rusia, esa que se alzó con la Copa del Mundo con dos jugadores esenciales sobre el terreno de juego: Pogba y Kanté.
Didier Deschamps apostó por esta pareja de franceses en el centro del campo para darle mayor profundidad al equipo, dejando en el esquema ofensivo a Mbappé y Griezmann, con Giroud como delantero centro.
De ahí que los goles en la cita mundialista llegasen tanto desde la primera línea como el centro del campo, gracias a la estrategia ofensiva de una Francia en la que destacaba su gran pegada.
Algo similiar ha creado Zidane en su Real Madrid, convirtiendo un problema en una gran cualidad, pasando de tener escasez de delanteros a sacar el máximo partido a sus centrocampistas ofensivos.
Sin Eden Hazard, Gareth Bale ni Karim Benzema sobre el terreno de juego, a 'Zizou' no le temblaron las piernas a la hora de situar como dupla de ataque a Isco y Jovic, seguidos por Kroos, Modric, Casemiro y Fede Valverde. Y la estrategia le funcionó a las mil maravillas.