El Liverpool cayó en la final de la Champions League. Anfield anhelaba dar la bienvenida a la 'Orejona' en sus vitrinas e iba a hacerlo por séptima vez en su historia. La conquista anterior, de la temporada 2018-19, trazaba la línea de inicio de una contemporaneidad de éxito en manos de Jürgen Klopp, técnico del equipo desde 2015 y artífice de su regreso a la primera línea del fútbol mundial.
Era conocido por todos: el Real Madrid abrigaba especial dificultad. Los de Carlo Ancelotti se hicieron hueco en la final de París después de tres eliminatorias increíbles. Remontaron resultados complicados ante el Paris Saint-Germain, el Chelsea y el Manchester City y firmaron un último triunfo que fue la guinda del pastel.
De esta manera, los ingleses se quedan con las ganas de dar un golpe sobre la mesa en el panorama internacional y nacional. No pudieron rendir al City en la pugna por la Premier League y, como los 'sky blues' y el Chelsea, superados por unos 'merengues' que son de los contrincantes más temibles del Viejo Continente, perdieron ellos también.
La trayectoria malograda del Liverpool en la Champions es la de un plantel cargado de estrellas y de un entrenador que ha sabido ensamblarlas. El nivel de Sadio Mané, que podría firmar con el Bayern para la temporada que viene, de Mohamed Salah, de Diogo Jota o Roberto Firmino ha convertido el ataque 'red' en uno de los más peligrosos de todo el planeta.
La irrupción de Luis Díaz como toque extra, además, ha terminado de proveer de mordiente a unas bandas que, ya de por sí, eran punzantes. El colombiano se ha adaptado en tiempo récord y ya se entiende a la perfección, como si los conociera desde hace años, con el resto de integrantes de los recurrentes onces iniciales de Jürgen Klopp.
No todo es ofensiva y, tanto en la medular como en la defensa, este equipo se ha caracterizado por la presencia de personalidades marcadas. La paulatina adaptación de Thiago Alcántara, la estabilidad que confieren Naby Keïta y Fabinho, el regreso de Virgil van Dijk o la capacidad de Alexander-Arnold para acertar atrás y aportar mucho arriba, más claves.
Camino impoluto
El camino del Liverpool hacia la final de la Champions League había sido prácticamente impoluto. Menos por un susto de 45 minutos ante el Villarreal en La Cerámica y una derrota en Milán que no le valió para nada al Inter, los de Jürgen Klopp protagonizaron un ascenso imparable a la cima partiendo de una base de grupos sencillamente perfecta.
Seis victorias de seis con el Milan, el Atlético de Madrid y el Oporto en su grupo fueron la simiente de unas eliminatorias en las que cayeron el Inter en octavos; el Benfica, en cuartos, y el Villarreal, en semifinales. Duelos plagados de goles demostraron el estilo aguerrido y de ida y vuelta de esta escuadra, que siempre salió victoriosa en caras a cara de tanto cuerpo a cuerpo. El mejor ejemplo, la visita del Benfica a Anfield.
Un Rey de Copas que se queda sin 'vendetta'
Aunque el Liverpool no haya conseguido alzarse con la Premier League, sí que se hizo con la Copa de la Liga y con la Copa de Inglaterra. Por mucho que duela no haber podido desbancar al Manchester City en el trono nacional, la capacidad de los 'reds' para ganar en eliminatorias ha quedado patente esta temporada.
A todo ello lo recubre un profundo amargor, eso sí, porque los ingleses no han conseguido consumar su tan ansiada 'vendetta' por la derrota en la final de la Champions de 2018, en la que el Real Madrid se impuso por 3-1 con goles de Gareth Bale -doblete- y Karim Benzema. Esta vez, se repitió la historia, pero con Vinicius como goleador.