El Barcelona, desde que fichó a Suárez, disputó tres finales de la Copa del Rey (cuatro con la del Wanda Metropolitano). Suárez jugó una completa, en otra se lesionó y en la tercera estuvo ausente por sanción.
Parecía que la mala fortuna perseguía al delantero uruguayo. En su primera final copera se tuvo que conformar con dar una asistencia, a Neymar. El gol se le resistió, pese a que el Barcelona ganase al Athletic 1-3.
Su 'gafe' pareció ir a más en la segunda, cuando cayó lesionado en la final de 2016 al poco de comenzar el segundo tiempo. Fue un triunfo amargo para él (el Barça ganó en la prórroga), porque una vez más el protagonismo se le escapó.
Y más aún se le escapó al año siguiente, cuando el colegiado de esta última final le privó de disputar la anterior. Gil Manzano le expulsó en la vuelta de las semifinales contra el Atlético de Madrid y Suárez no pudo jugar la final que el Barça ganó al equipo revelación del torneo, el Alavés (3-1).
Todo cambió en 2018. Suárez empezó bien el partido, y anotó el primer gol del Barcelona. También marcó el segundo. Su 'gafe' era historia. El 'charrúa' se reivindicó, por fin, como el gran goleador que es, anotando un doblete en la gran final.