La idea del eterno retorno evoca a repetir la historia, a que esta sea cíclica y no lineal. En el mundo del fútbol, de vez en cuando se dan situaciones que años antes han sido iguales o muy parecidas. Y eso ocurrió este sábado con 10 años de diferencia.
22 de junio de 2014. Las Palmas y el Córdoba se jugaban en territorio insular el subir a Primera División. Con el 0-0 en la ida, a los canarios les bastaba con ganar en casa para ascender a la élite. Y así fue hasta casi el final del partido.
22 de junio de 2024. Nàstic de Tarragona y Málaga se jugaban en territorio catalán el subir a Segunda División. Con el 2-1 en la ida, a los tarraconenses les bastaba con ganar en casa para ascender. Y así fue hasta casi el final del partido.
Las coincidencias son cada vez más latentes. El mismo día con 10 años de diferencia y el comportamiento de unos aficionados, minoría en el caso del Nàstic, que costaron a posteriori el ascenso de su equipo.
En Gran Canaria, los seguidores de Las Palmas invadieron el terreno de juego en el minuto 46 de la segunda mitad. Sánchez Martínez, hoy árbitro de Primera División, mandó parar el partido hasta que los aficionados insulares no volviesen a la grada. Ese parón de 7 minutos vino, a la postre, mal a los locales, pues el Córdoba empató apenas un minuto después para poner el 1-1 por medio de Uli Dávila y certificar el ascenso por el valor doble de los goles.
En Tarragona, con el 2-1 a favor del Nàstic, que subía a los catalanes por haber quedado en mejor posición, varios aficionados del equipo local lanzaron balones para entorpecer el juego. Antes, en la primera parte, incluso lanzaron una moneda a Alfonso Herrero, portero del Málaga.
Mallo Fernández, colegiado del encuentro, decidió suspender el mismo durante unos minutos tras dar aviso previo por megafonía del lanzamiento de balones. Ese parón, al igual que ocurrió a Las Palmas 10 años atrás, fue decisivo. El árbitro del Nàstic-Málaga decretó posteriormente dos minutos de añadido en los que el Málaga, gracias al gol de Antoñito Cordero, subió a Segunda División.
Dos caras de la misma moneda separados por justamente una década. Y es que el 22 de junio ya será recordado para siempre por cuatro aficiones, dos con lágrimas de alegría y las otras dos con lágrimas de pena.