Neymar, coge el testigo

Juan Ribón hace 5 años 1.8k
Neymar empezó flojo el Mundial, pero se ha entonado. AFP/Archivo

Ha llegado su hora, pero su hora de brillar. Neymar, ante México, dio un nuevo recital, apenas emborronado esta vez con su histrionismo. Neymar está a tres partidos más de ser el nuevo mejor jugador del planeta, de ser el primer Balón de Oro tras Messi o Cristiano.

Cristiano empezó fuerte, y se desinfló; Messi empezó flojo, tocó techo ante Nigeria, y cayó. Neymar empezó el Mundial de Rusia al 50%, preo minuto a minuto empezó a recobrar la confianza, hasta convertirse en el jugador de referencia que necesita Brasil.

Coutinho ocupó su puesto hasta que el mejor Neymar estuvo de nuevo a punto. Ante Serbia avisó, con una asistencia, pero ante México Neymar presentó su candidatura para llevar a Brasil a su sexto Mundial, y a sí mismo como futuro Balón de Oro.

Es cierto es que no ha jugado el final de la temporada con su club por una lesión, y que en la Champions no llegó muy lejos, pero la preponderancia que ha acostumbrado a tener el Mundial en la elección del Balón de Oro podría jugar a su favor.

En otras ocasiones importó poco, como en el infame de 2010, entregado con total inmerecimiento a Leo Messi por delante de los campeones del mundo Xavi e Iniesta, o en el de 2014, que lo ganó Cristiano por su Champions con el Madrid, pese a no haber hecho nada con Portugal en Brasil, y superando en la votación a un Messi que fue subcampeón del mundo.

El escenario que se le presenta a Neymar es inmejorable para ganar el Balón de Oro de 2018. Messi y Cristiano han hecho un Mundial que desde luego no será memorable, y aunque sus logros con sus clubes están ahí, la Champions puede que no acuda al rescate de Cristiano en esta ocasión.

Neymar puede hacer olvidar esos méritos de sus rivales firmando un Mundial para el recuerdo. Sólo tiene que terminar de entonarse, y firmar tres partidos más como el de México, con gol y casi asistencia, o mejores.

La gran pega de Neymar es su temperamento, y su fea costumbre de exagerar hasta la teatralidad cada contacto. Es la mácula que le perseguirá hasta el fin de su carrera, porque no tiene visos de cambiar.

Pero a Cristiano se le perdonó su prepotencia crónica, y a Messi su apatía. Todo crack tiene su pega, y eso no ha privado a los últimos tiranos del fútbol dominar el deporte rey con puño de hierro la última década.

Este tren sí que pasa sólo una vez en la vida. Neymar debe aprovecharlo, subirse a él y coronarse como el mejor jugador del planeta a finales de año, o quizá nunca llegue a serlo.

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