El duopolio del luso y el argentino comenzó hace una década, con el primer Balón de Oro de Cristiano, al que siguió el primero de Messi y tres más consecutivos para el argentino, otorgados por la FIFA.
Cristiano tomó el relevo en 2013 y 2014, y Messi ganó su cuarto Balón de Oro de la FIFA, el quinto de su palmarés, el último antes de la fusión entre ambos. Cristiano ganó los dos últimos, ya unificados.
Diez ediciones, cinco Balones de Oro para cada uno. Algunos, ganados por decreto, inmerecidos, como el de Messi en 2010, o el de Cristiano en 2014.
En 2018, tras un Mundial más que discreto para ambos, podría haber un desempate. O, si hubiera justicia y el Balón de Oro no fuera un concurso de popularidad, le tocaría a otro ganarlo, y acabar con la tiranía.
El Mundial siempre ha ayudado a ganar el Balón de Oro, hasta que estos dos irrumpieron en escena. Messi lo ganó en 2010 por delante de los campeones Xavi e Iniesta, sin hacer méritos en Sudáfrica, y Cristiano lo ganó en 2014 por delante de un Messi que alcanzó la final con Argentina.
Hay varios candidatos en este Mundial a acabar con su reinado. Neymar es quizá el mejor posicionado, aunque todo depende de que Brasil haga algo grande en Rusia, y que él sea partícipe, claro.
Este año, con los principales candidatos eliminados casi a las primeras de cambio, podríamos ver un la coronación de un nuevo rey del fútbol mundial.