Por algo llaman a Luis Suárez "el mejor '9' del mundo". El charrúa apareció, como se esperaba que hiciera, en la final por la Liga Uruguaya entre Liverpool Montevideo y Nacional. Necesitó 51 minutos para ver puerta; es decir, zafó a los defensas al poco de arrancar la segunda mitad para poner por delante a los suyos.
Su jugada es una obra de arte. Recibió la pelota en el área rival, donde se despojó del primer zaguero que le salió al paso con un túnel magistral. Después, levantó la cabeza para mirar los huecos que tenía enfrente y definió al palo largo, lo que hizo imposible para el cancerbero detener su disparo de derechas.
Es una manera de resolver jugadas que le ha hecho famoso en todo el planeta fútbol. En Barcelona, en Madrid, en Liverpool y en Ámsterdam, se conoce de sobra su manera de hacer fútbol y es por eso que no es de extrañar que, ahora que está de vuelta en su país, esté disfrutando tanto convirtiéndose en el ídolo que será de manera eterna.
Poco después de su gol, eso sí, Liverpool Montevideo consiguió anotar el tanto de las tablas por mediación de Vecino, que, en el 68', obró el 1-1 de penalti. Este par de tantos fueron el aliciente perfecto para unos 20 minutos finales de traca, pues estaba en juego el trofeo y los jugadores no podían dejarse nada en el tintero.