La calma que sucede a la tormenta

El Carlos Tartiere acogió un partido que bien pudo calificarse con aquella expresión de "Después de la tempestad, viene la calma". Una primera parte llena de goles y una segunda protagonizada por el control y una bajada de ritmo considerable hicieron que los aficionados allí presentes sintieran una montaña rusa de emociones.
El Oviedo salió convencido, consciente de la necesidad de los tres puntos para meterse de lleno en el 'play off' y sacarle tres puntos de ventaja al Girona a falta de una jornada. Los del Cuco Ziganda empezaron mordiendo y encontraron el camino del gol gracias a una mano dentro del área del Zaragoza avisada por el VAR.
Borja Bastón, el goleador del año en las filas azulones, no falló desde los once metros y firmó su vigésimo tanto liguero con un lanzamiento al centro. Sin embargo, esta diana solo fue el inicio del terremoto de goles que se produjo. En apenas seis minutos, los ánimos se congelaron con una remontada exprés de los de JIM.
Primero, Bermejo empató la contienda al remachar en el segundo palo un rechace de Femenías a tiro de Azón. Tres minutos después, Jair cabeceó hacia atrás un centro de Fran Gámez desde la derecha para darle la vuelta al electrónico e imponer el silencio sepulcral en el feudo ovetense. Unos primeros 20 minutos de locura.
Pero eso no acabó ahí, porque Obeng insistió en que el choque pareciera no tener defensa ninguna. Los de casa sacaron un córner en corto y Brugman puso un buen centro tocadito al palo más lejano para que el punta se impusiera sobre su par y anotar el 2-2. Tras esto, llegó la doble ocasión clarísima de Francho Serrano.
Primero, el centrocampista maño mandó fuera un tiro de zurda desde el punto de penalti y en la siguiente jugada, su zurdazo fue repelido a saque de esquina por Femenías. Era el preludio de lo que se olía, y asi fue. Tras el córner, el balón le llegó franco a un Bermejo que conectó un zurdazo inapelable que se coló al palo largo de la portería azulona.
Un golazo que volvía a poner por delante a los de La Romareda. Sin embargo, la locura no cesó ahí. Y es que sin apenas tiempo para respirar tras la reanudación, el equipo de casa volvió a celebrar un gol, esta vez de alta factura. Brugman controló en la frontal y no se lo pensó dos veces. Zapatazo directo a la red para hacer el 3-3.
El empate hizo que ambos equipos bajaron un poco el ritmo y la entrada de los cambios sumaron para que el frenetismo descendiera. Azón rozó el cuarto con un testarazo a la madera y Bastón pasó de héroe a villano. El Oviedo tuvo otra pena máxima a su favor, pero esta vez, el tiro del ariete fue detenido de forma magistral por Femenías.
Los 20 minutos restantes fueron un monólogo del Oviedo, pero sin peligro alguno. Los seis de añadido dieron un poco de empuje a los de Ziganda, que casi tienen que darse por satisfechos tras el mano a mano que falló Vada en el 96'. Un punto que no despejó el camino a los azulones, que deberán vencer a Las Palmas (rival directo) en busca de certificar el 'play off'.