Todos esperaban a Messi. Todos esperaban a la mejor Argentina. Pero nada más lejos de la realidad. Los de Sampaoli fueron retratados en un ejercicio de impotencia ante una Croacia que tampoco necesitó una exhibición de fútbol para humillar a la 'Albiceleste'.
Empezó el encuentro con una escinificación bastante clara. Y es que Croacia sabía lo que tenía que hacer: bien posicionados atrás y no fallar. Y no lo hizo durante en todo el partido. Aunque sí se le puede achacar que no fue a por el rival hasta cuando lo vio flojear.
Cada vez que los de Dalic se plantaban en el área de Caballero se olía el peligro. Todo lo contrario que la timorata Argentina. Lenta, espesa y con una tremenda falta de talento. Los únicos que encontraron a Messi fueron los defensas croatas, que tenían muy fácil secar el ataque argentino.
Caballero fue héroe antes que verdugo, deteniendo un duro remate de Perisic en los primeros minutos de partido. Eso sí, no tuvo que trabajar en las otras dos ocasiones claras de Croacia en la primera mitad. Mandzukic erró un cabezazo en una inmejorable posición, y Rebic desperdició una contra al filo del descanso.
Argentina sólo apareció en ataque en una ocasión, más producto de un error de la defensa croata que mérito del ataque de los de Sampoli. Enzo Pérez falló sin portero cuando buena parte de la hinchada argentina, mayoría absoluta en las gradas del Nizhny Novgorod, ya casi lo cantaba.
Croacia encontró el gol cuando lo buscó.
Tras el descanso, el guion cambió. Croacia dio un paso adelante incrédula ante el recital de impotencia de Argentina. Así, Rebic fusiló a Caballero en el 53' tras un fatídico error del guardameta de la 'Albiceleste', que fue pitado por su afición durante el resto del partido.
Ahí comenzó el calvario de Argentina. Sampaoli dio entrada a Higuaín y Pavón, pero nadie encontró el camino a la portería rival. Una remate de Meza a las manos de Subasic y poco más. Ni rastro de un Messi desaparecido, un fantasma del que viste la camiseta azulgrana en el Barcelona.
Fue entonces cuando apareció Modric. Desde la frontal, sacó a relucir su guante y la clavó allí donde Caballero ni soñaba con llegar. La puntilla vino poco después, con el tanto de Rakitic. El del Barça se unió a la fiesta con una Argentina volcada al ataque, empujando a placer un servicio de Kovacic.
Argentina cosumó así una derrota que pasará a la historia. Se esperaba, tras el empate ante Islandia, mucho más de una supuesta candidata que quedó ridiculizada y casi apeada del Mundial. Se la jugará ante Nigeria en la última jornada, pero los de Sampaoli ya han perdido su Mundial.