El Barcelona se ha liberado del yugo tras el anuncio de Xavi Hernández. Tanto el técnico, que se atreve con cosas distintas, como los jugadores parecen haber recuperado la gasolina cuando más le hace falta, a las puertas de la Champions League con una victoria convincente.
Se vio desde antes del choque que el encuentro en Mendizorroza le iba a servir al técnico azulgrana para hacer pruebas. Optó por poner a Christensen de mediocentro, pero el experimento le salió con gaseosa. El danés, perdido en la creación de balón, optó por quitarse de en medio en fase ofensiva y de 'stopper' en la defensiva.
El Alavés mereció más en la primera mitad. Encontró Luis García los huecos en la defensa azulgrana, concretamente a la espalda de Cancelo, para hacer daño en cada subida de un Álex Sola que suplió bien a Carlos Vicente. Ahí llegaron las mejores ocasiones de un cuadro 'babazorro' que se encomendó a Samu Omorodion para hacer daño a una defensa que aún tiene que mejorar mucho si quiere irse Xavi con la cabeza alta.
Vuelve el gol
El Barcelona echa de menos al mejor Robert Lewandowski, pero el polaco sigue teniendo la calidad suficiente para ser determinante. En la que es su peor campaña desde sus inicios, fue capaz de inventarse un golazo, con vaselina incluida, para acabar con la rebelión vitoriana en el césped de Mendizorroza. Le tiene que dar las gracias, eso sí, a un Gündogan liberado cuando juega en tres cuartos de campo.
Pese al gol del delantero polaco, el Alavés siguió buscando las cosquillas en la defensa azulgrana y de nuevo lo hizo por fuera para acabar por dentro. El plan en la libreta de Luis García estaba claro y así siguió intentándolo hasta el descanso.
Luis Rioja perdonó nada más comenzar la segunda mitad como primer aviso de lo que podía pasar. Pero cuando la calidad se asocia, pocos equipos pueden parar a este centro del campo del Barcelona. Pedri, mejor en la segunda mitad que en la primera, contemporizó todo el tiempo que tuvo hasta que llegó en el otro lado un Gündogan que se marchó con gol, asistencia y lesión incluida.
La reacción del Alavés fue inmejorable. Solo 2 minutos después del tanto de Gündogan, Álex Sola demostró estar mejor que Cancelo, que Héctor Fort y que todo jugador que se le pusiese por delante este sábado. Se marchó del canterano, regateó a De Jong y centró para que Samu Omorodion, casado con el gol, metiese el miedo en los cuerpos azulgranas.
Lesión, gol y expulsión
El partido de Vitor Roque duró poco menos de 10 minutos. Entró por la lesión de Gündogan y, en menos de lo que dura un cuarto de baloncesto, le dio tiempo a firmar la sentencia con un gran disparo cruzado con la izquierda y ver 2 amarillas, la última de ellas muy controvertida y sin poder revisada por el VAR con los que se marchó a vestuarios con cara de incredulidad.
Pese a jugar con 1 hombre más, el Alavés apenas pudo poner en peligro a un Iñaki Peña que, si nada se tuerce, volverá al banquillo con la recuperación de Ter Stegen. El Barcelona recupera crédito y mira al derbi para intentar luchar por los objetivos que le quedan.