Malas noticias en el Cívitas Metropolitano: lo que parecía el germen de una racha se ha disuelto. En una jornada, la 20, en la que el Villarrreal, que es rival directo, perdió contra el Elche, el Atlético de Madrid empató un partido complicado contra el Getafe. Se iban a cimentar tres puntos más de colchón sobre los 'groguets', pero, al final, fue solo uno en un encuentro en el que los rojiblancos no terminaron de dominar a unos azulones que, si bien fueron a remolque, jugaron sus cartas y sumaron su primer punto desde diciembre.
El primer goleador del choque, Correa, lo anotó, en cierto sentido, ya desde el banquillo. Bien entrada la segunda mitad, cazó el rechace de un disparo de Thomas Lemar desde la frontal y, con potencia, lo mandó al fondo de las mallas haciéndolo impactar con el 'techo' de la portería de David Soria. En un principio, la acción se anuló por fuera de juego, pero, una vez revisada por el VAR, se concluyó que la diana era válida.
Como el Cholo Simeone había sustituido al argentino antes de que Mateu Lahoz esperara al aviso de su compañero desde la sala VOR, el autor del 1-0 supo que podía celebrarlo cuando ya estaba sentado y con el chaquetón enfundado. Aun así, no se privó de recibir a sus compañeros levantándose y accediendo al área técnica para saltar con el puño en alto. Su rabia casó con el contexto del duelo, que se les estaba atragantando a los locales.
El Atlético estaba siendo superior, en líneas generales y sin excesivo brillo, a un Getafe que jugaba sus cartas. Ocasiones tempraneras de Griezmann y compañía daban a entender que los 'colchoneros' no iban a tardar en adelantarse y en imponer sus condiciones, pero, poco a poco, el 'cerocerazo' se enquistó porque los rojiblancos no terminaban de certificar su insistencia con un gol y sus contrincantes lo aprovechaban para ir ganando terreno.
Como en cada partido en el que hay un favorito definido, se siente una enorme sensación de peligro y posible decepción con cada acometida del 'underdog'. Es por eso que, conforme los de Quique Sánchez Flores iban disponiendo de sus propias ocasiones, crecía el temor en el Cívitas Metropolitano a que acabara la buena racha y no se pudiera aprovechar la derrota del Villarreal frente al Elche. Aun así, tan solo un chut lejano de Mayoral y un tiro forzado de Ünal habían entretenido a Oblak.
El problema le llegó al portero más tarde, cuando, con el 1-0 en el marcador y la sensación de que el encuentro no iba a dar para más, Mateu Lahoz concedió penalti para los visitantes por una mano de Saúl en el área de su equipo. Al prolongar, de cabeza, Mayoral un centro, la pelota rebotó en el brazo del '17', que lo tenía extendido y se encontraba de espaldas a su rival. Koke protestó y sus compañeros se indignaron, pero no sirvió de nada.
Enes Ünal, desde los once metros, venció a Oblak con un golpeo a media altura a su izquierda a pesar de que el guardameta adivinó sus intenciones. Es así como nació una suerte de minipartido en el que el Atleti trataba de volver a ponerse por delante en el marcador consciente de que no estaba sumando un punto, sino perdiendo dos, en caso de conceder un empate ante uno de los conjuntos en peor forma de la Liga.
El Cholo, lejos de sustituciones defensivas por las que se le ha criticado en el pasado, dio entrada a hombres de ataque como Memphis Depay, pero se quedó con las ganas de que sus alternativas tácticas encontraran influencia en el juego y, más en concreto, en el luminoso. De hecho, Saúl, quien marcó el gol de la victoria en la visita a Osasuna, salió en la foto de la pena máxima en contra esta vez por mala fortuna.
Ya sea por la concesión del penalti o por no marcar antes, los 'colchoneros' se dejaron puntos. Futbolistas que estaban gozando de buenas sensaciones como Rodrigo de Paul, que filtró un par de buenos balones, uno a Griezmann y otro a Morata, que quedaron en nada porque los dos estaban en fuera de juego, volvieron a destacar, aunque el mayor exponente de la plantilla, Griezmann, no se encontró a sí mismo como en otros partidos.
Sin el 'Principito' tan inspirado como suele estarlo, sus compañeros sufrieron mucho para traducir su superioridad en goles, lo que terminó por condenarles a las tablas, si bien, como ya se ha mencionado, el penalti en contra es el detonador del reparto de puntos. Queda en el tintero que la directiva del Getafe estudie si se considera suficiente para mantener en el cargo a Quique, que puede haberse granjeado una vida extra.