Las intenciones. ¡Ay, esas intenciones! Muchos dicen que son lo verdaderamente importante, pero pocas veces cobran el mismo valor que los resultados. Lo tangente. El marcar y ganar, en el caso del fútbol. El Barcelona estuvo lleno de buenas intenciones. Repleto de voluntad. Dispuesto a no escatimar en gastos a la hora de volcarse y vaciarse para derrotar a un Inter de Milán que tomó un papel casi opuesto.
El Spotify Camp Nou fue una fiesta. Una noche de discoteca en la que se vio de todo. El himno de la Champions fue la primera canción que sonó, si bien fue tapado por música de viento desde la grada. Hubo trajes de gala de las grandes noches, colorido y ese ambiente que hace pensar que se vienen grandes cosas. Y no defraudó.
Mereció una mayor renta el equipo de Xavi al descanso. Se fue con 1-0, pero fueron muchas más las canciones que bailó en el área de Onana. Enfrente, un Inter que contribuyó a que desapareciese todo lo que sonase a centro del campo, a posesiones largas o a verlas venir. Eso sí, en una proporción mucho menor que su rival. Por cada siete u ocho acercamientos peligrosos del Barça, los italianos tenían uno, pero la calidad de esas ocasiones no fue precisamente inferior a la de sus rivales.
Lewandowski tuvo la primera del partido a los nueve minutos, pero Mkhitaryan salvó su cabezazo bajo palos. Raphinha probó suerte desde la frontal poco después en unos minutos en los que los locales vivían alrededor del área del Inter. Mucho baile, pero pocos besos. Sin embargo, los de Inzaghi estuvieron a punto de juntar sus labios con los del gol, si bien Dzeko se llevó una 'cobra' al mandar la bola al larguero en el 17'. Su remate, a botepronto tras un centro de Çalhanoglu, dio en el travesaño botó en la misma línea.
Espoleó esa ocasión al Inter, que probó a Ter Stegen por medio de Mkhitaryan en el 25' sin éxito, pero pronto responderían los 'culés'. Onana voló para evitar el sutil envío de Dembélé con rosca al palo más alejado antes de que, de nuevo, le tocase al Inter. Dumfries estrelló el balón en el pecho del meta del Barça tras una pérdida de Gavi.
Beso entre temazo y temazo
El ritmo fue aumentando con el paso de los minutos. Sonaban cada vez más canciones en la sala y apenas había tiempo para charlar entre una y otra. Marcos Alonso probó suerte desde lejos con un lanzamiento desviado y, dos minutos más tarde, Onana fue héroe y casi villano en cuestión de segundos. Salvó el tiro de Sergi Roberto desde lejos, pero dejó muerta la pelota y llegó a rematar Lewandowski, muy forzado por su marcador. El meta se repuso y sacó la mano para evitar males mayores.
Conforme se acercaba el descanso, el volumen subía y subía. El Barça se acercaba más a un gol que acabó llegando en el minuto 40. Al fin se atrevió a dar el beso después de tanto baile, aunque no sería, ni mucho menos, el beso definitivo. Más bien, fue un efímero beso de verano.
Raphinha, Sergi Roberto y Pedri no lograron convertir en el 36', el 38' y el 40', respectivamente, pero sí lo hizo Dembélé. El canario no había superado a Onana tras encontrarse la pelota en el área, pero pocos segundos después estaría celebrando el 1-0. Raphinha, desde la derecha, encontró en corto a un Sergi Roberto que metió un pase de la muerte al área chica. Allí llegó Dembélé por delante de dos marcadores y solo tuvo que empujarla para poner el 1-0.
Antes del pitido final de la primera mitad, Raphinha intentó sorprender a Onana tras una salida en falso del portero, pero su sutil rosca a la escuadra no encontró, por poco, el destino deseado. El descanso aumentó los decivelios, los aplausos y las ganas de fiesta de un Spotify Camp Nou que no se imaginaba que, una hora más tarde, casi se queda sin el himno de la Champions en su lista de reproducción.
El segundo tiempo destapó del todo el tarro de las esencias. Las fuerzas se igualaron en un acuerdo mutuo de ida y vuelta. "No se vale el centro del campo", habrían dicho los más pequeños. Y en una de las primeras, llegó el empate para el Inter.
El Inter se sumó al 'prestissimo'
Los italianos, grandes contragolpeadores, estaban encantados con este nuevo guion. Y le sacaron provecho en el 50'. Bastoni metió un balón al área desde el perfil izquierdo y Piqué extendió las manos para indicar que no había peligro. Sin embargo, a su espalda y a la de Gavi, se coló Barella para, a la media vuelta, batir a Ter Stegen y poner el 1-1.
El 'DJ' del Camp Nou cortó la música de raíz, pero el Barça tardó poco en reanudar el tocadiscos. En el 52', Lewandowski conectó una volea de primeras que se abrió demasiado y evitó la escuadra.
La música seguía subiendo en el Camp Nou, pero esta vez fue el Inter el que más disfrutó con ese ritmo 'prestissimo'. Tuvo el 1-2 en una volea de Dzeko que taponó Gavi. Fue la primera de tres ocasiones seguidas de los de Inzaghi con las que avisaban de que la noche iba a cambiar de color. Çalhanoglu casi sorprende a Ter Stegen desde lejos y Skriniar, con un cabezazo abajo, hizo lucirse al portero con una mano salvadora.
Dumfries dejó en el camino a Piqué y falló en el pase de la muerte antes de que sí acertase Lautaro Martínez en el 63'. Busquets erró en la entrega y el cuadro visitante montó un nuevo contragolpe. Lautaro recibió un balón en largo en el área, se lo acomodó con el pecho y, ante su marcador, se sacó un derechazo que tras dar en los dos postes se alojó en la portería de Ter Stegen.
Con ese tanto, el Barcelona estaba matemáticamente eliminado. Virtual era el adiós con el empate, por lo que necesitaba dos goles para seguir soñando de verdad con el pase. Y los marcó, pero no fueron suficientes para llevarse la victoria.
Un cierre a todo trapo
La recta final fue una auténtica locura. Un resumen de las ocasiones duraría casi lo mismo que toda es arecta final. Le anularon un gol a Lewandowski en el 71' por fuera de juego y un minuto después, Onana volvió a volar para repeler un centro-chut del polaco. Se volcó con todo un Barça que, en el 75', rozó el empate con un cabezazo desviado de Lewandowski, que volvería a probar suerte con otro cabezazo sin éxito a centro de Kessié. Este ya había entrado con Balde, Ansu Fati y De Jong en un intento de Xavi por remover el árbol.
Tanto asedio tuvo su premio. En el 82', al fin encontró Lewandowski su premio. Le cayó la bola en el área, remató y le volvió a caer el rechace. Tiró con la zurda en un segundo intento y batió a Onana tras dar el balón en un defensa rival. El Camp Nou creía, el espíritu del 6-1 al PSG se asomaba por la grada. Pero no, aún quedaba mucho por sufrir, primero, celebrar, después y lamentar, finalmente.
Estaba el Barça totalmente volcado en el área rival, lo que aprovechó el Inter para hacer el 2-3. Un blando centro de Dembélé lo atrapó Onana, que sacó rápido al ver a Lautaro desmarcado y apunto de entrar en campo contrario. El argentino la recibió, corrió y asistió en el lado contrario a un Gosens que, de primeras, superó a Ter Stegen.
De nuevo era matemático el adiós, pero también de nuevo apareció Lewandowski para, al menos, agarrarse a la calculadora. En el 92', puse el 3-3 con un remate a la escuadra tras un buen centro de Eric García que hacía que todos mirasen al reloj. Cuatro minutos quedaban. "¿Y por qué no?", pensaría alguno. Pero fue que no.
Ansu Fati lo intentó con un disparo que bloqueó la defensa, pero fue el Inter el que más cerca estuvo del gol de la victoria. Ter Stegen salvó con el pie un gol cantado de Asllani y, ya en la última, un cabezazo de Gosens que habría eliminado cualquier opción de pasar a los octavos. Parece que hay poca fe al respecto, pero el empate, al menos, deja un hueco para los sueños más optimistas.