11 metros para 12 puntos. De lo primero tuvo mucho el Real Madrid este sábado en Balaídos para mantener lo segundo, su ventaja sobre el Sevilla. El Celta hizo sufrir a un equipo blanco que volvió a mostrar ciertas debilidades fuera de casa, pero que supo provocar y aprovechar los errores de los locales, sobre todo, en el área.
Todos sabemos cómo es el fútbol y un alto porcentaje de los ojos que se posan sobre esta crónica están buscando las palabras penalti, polémica, robo y similares. Lo desgranaremos más adelante, pero no todo fueron los tres penaltis para el Madrid, aunque sí que fueron decisivos para el resultado final.
Debe centrar más la atención de los 'merengues' y sus aficionados, por ejemplo, la 'Courtoisdependencia'. O los primeros minutos de la primera parte, donde el Celta fue notablemente mejor que su rival. O su mala gestión de la ventaja y si dificultad para cerrar el partido, lo que le hizo sufrir de lo lindo en la recta final.
Fue Militao el bombero que dejó en nada los intentos de incendio de Iago Aspas en los primeros compases. El de Moaña, que tuvo la primera del partido con un disparo con la derecha que desvió Alaba, se las vio con un brasileño que sigue 'in crescendo'. Salvó un par de llegadas peligrosas que corroboraban el dominio y la mayor ambición de los celestes.
El primer respiro del Madrid, y suspiro en el Celta, llegó con un remate desviado de Benzema. El francés se coló sin marca cerca del segundo palo y conectó de cabeza un centro para mandar la pelota al lateral de la red.
Pero seguía mandando un Celta que se topó con Courtois en dos momentos decisivos: cinco minutos antes y cinco después del 0-1. El belga mandó a córner un duro disparo desde la frontal de Denis Suárez y, cuando ya iban los suyos por delante en el marcador, firmó uno de los paradones de la temporada. Aspas le puso una falta cerca de la escuadra y el belga, con la mano derecha, la sacó a córner. Volvía la 'Courtoisdependencia'.
El 'factor Benzema', mucho más que un penalti
Antes de la maravilla del belga, el Madrid se adelantó por medio de un penalti que transformó Karim Benzema. Nolito atropelló a Militao en el área y González Fuertes señaló el punto fatídico. El francés engañó a Dituro y, con un disparo raso y casi centrado, puso el 0-1. Pero no fue, ni de lejos, su única aportación.
El '9' con alma de '10' se dio cuenta de que su equipo no carburaba. Kroos y Modric, demasiado hundidos, no encontraban el dominio, la pelota ni el mando del 'tempo'. Por eso, el francés se olvidó de la punta del ataque y retrocedió unos metros para entrar en juego y ser esa gasolina que necesitaba el motor 'merengue' para funcionar.
Fue apartir de ahí cuando el Madrid pasó a ser el dueño de la posesión. Durmió el partido para conservar su renta con largas jugadas con poco riesgo, aunque también se arriesgaba a perder la renta si esta no dejaba de ser mínima. Benzema volvió a probar suerte en el 35', con un tiro que blocó Dituro sin demasiado problemas.
La polémico comenzó, el Celta reaccionó
Poco antes del descanso, el Celta encontró el empate. Galhardo remató al palo, tras otro paradón abajo de Courtois, y el rebote acabó dentro. Aspas, que podría estar en fuera de juego, acompañó la bola y pudo obstaculizar a Alaba, que intentó despejar. Pero el VAR, poco después, avisó de esto a un González Fuertes que empezó a hacer amigos en Balaídos al invalidar el tanto.
La grada comenzó a enfurecerse, algo que aumentó con una cesión que pedían de Mendy a Courtois. Llegó el descanso entre protestas de los jugadores, que entendían que Aspas no había tocado, aunque sí intervenido, en la acción.
Aparte de la polémica, el Celta había reaccionado. Tuvo buenos minutos tras el tanto anulado y le demostró al Madrid el riesgo de conservar una ventaja tan escasa. Pero el marcador, por otro lado, le daba parte de razón a los de Carlo Ancelotti, hoy ausente.
Esa mejoría parecía no verse reflejada en el arranque del segundo tiempo. Modric probó suerte con un zarpazo desde lejos que repelió Dituro, mientras que Asensio, poco después, buscó la escuadra con un tiro demasiado desviado desde la frontal. La de Asensio de siempre, para que nos entendamos.
Pero el Celta encontró el empate en el minuto 52. Nolito marcó el 1-1 tras desmarcarse en el área a la espalda de Alaba, que tenía a dos, y mandar de primeras al fondo de la portería el pase de la muerte de Javi Galán desde la izquierda.
Que siga la polémica
El partido se intentaba reorganizar en los minutos posteriores al tanto, pero todo saltó por los aires en cuestión de unos pocos minutos. En el 63', Murillo dejó el pie y Rodrygo hizo lo máximo para tropezar con el defensa. Hubo contacto, por lo que dejamos la etiqueta de suficiente o insuficiente para usted, apreciado/a lector/a.
Pero el penalti no se cambiaría por gol, como dicen en Sudamérica. Dituro le adivinó las intenciones a Benzema y paró su cuarta pena máxima de la temporada. La pena también fue máxima para los locales cuando, en el 68', llegaba un tercer penalti, el menos claro de los tres.
Mendy cayó en el área ante Kevin. Parece que hubo un ligero contacto, pero es difícil decir quién golpeó más a quién. Balaídos explotó. Los jugadores explotaron. Pero Benzema se dedicó a mejorar su disparo y poner el 1-2 con un golpeo casi perfecto. Dicen los entendidos que si un balón da en el lateral de la red, por dentro, en un penalti, este es imparable. Y justo ahí fue. El doblete, además, le permitió igualar a Di Stéfano en número de goles en Liga.
La recta final se puede resumir en pocas palabras. Asedio del Celta, defensa férrea del Madrid. La grada estaba más pendiente de cualquier jugada en el área, por la que pedían, jocosamente, penalti para el Madrid. Mientras, su equipo mostraba más intención, posesión y dominio que ideas. No hubo plan para un equipo más acostumbrado a tocar que a colgar. A rasear que a airear balones. Y su estilo no supo ser llave para abrir la muralla del Madrid.
Rodrygo y Ceballos pudieron sentenciar a la contra, pero el partido acabó con un córner (y con Dituro arriba, gorra en mano) que Aidoo remató alto. El pitido final liberó a un Madrid que mantiene el colchón de 12 puntos sobre el Sevilla antes de viajar a Londres para afrontar la ida de los cuartos de final de la Champions ante el Chelsea.
Por su parte, el Celta parece firmar un pacto ya definitivo con la tierra de nadie. Con 36 puntos, está a diez del descenso y a 12 de Europa, una situación que le invita, aunque sea de reojo, a mirar ya al próximo curso, pero sin renunciar del todo al sufrimiento o a la ambición. Que esto es fútbol, recuerden.