El Granada hizo caso a las demandas de su entrenador y jugó ante la Real Sociedad con mucho amor propio y vergüenza deportiva. Sin embargo, eso no fue suficiente y el conjunto nazarí, que fue de más a menos en el partido, acabó sucumbiendo y echando todo el trabajo por la borda en los minutos finales y la desolación se apoderó de un estadio que ya está harto y va perdiendo la fe en cuanto a la salvación. El cuadro 'txuri-urdin' salvó los muebles 'in extremis' en un duelo donde se mostró apático, perdido en ataque y que, pese al triunfo, evidenció un bajo rendimiento y mal momento de forma.
Ya se le notó al conjunto del 'Cacique' Medina desde los primeros compases del choque que había salido dispuesto a darle una alegría a su afición. Así, Boyé tuvo la primera del conjunto nazarí con un cabezazo que se marchó fuera en el minuto 4.
Al igual que se notó el buen hacer de los locales, se veía una cierta falta de seguridad y saber estar en la Real. Pese a ello, los 'txuri-urdin' se estiraron y fueron llegando con mayor peligro a la meta defendida por Batalla. Eso sí, las mejores ocasiones eran para los granadinistas.
Fue en el 18', tras un disparo de Józwiak que repelió Remiro, cuando Pellistri cayó en el área tras un toque de Javi Galán en su pie de apoyo. Martínez Munuera acudió al VAR y tras revisarlo señaló el punto de penalti. Uzuni se animó a lanzar y transforma la pena máxima que colocó al Granada por delante en el marcador.
Buscó la reacción el conjunto dirigido por Imanol Alguacil, pero la Real se encontró con muchos problemas arriba. Pese a ello, los 'txuri-urdin' sacaron fuerzas de flaqueza y lograron el empate en el minuto 33 por mediación de Umar Sadiq. Apuró línea de fondo Brais Méndez, que templó la pelota al punto de penalti, donde apareció el delantero nigeriano para cabecear con potencia y colocación el balón para colocar el 1-1 en el electrónico.
El Granada metió una marcha más en la recta final de la primera parte y puso en serios aprietos a la Real. Primero Pellistri con un disparo a bocajarro y después Sergio Ruiz, que cargó la pierna en el interior del área, pero su disparo fue repelido por el meta 'txuri-urdin'. A la tercera, fue la vencida y fue de nuevo Uzuni el que consiguió el gol y el segundo en su cuenta particular.
Centró Sergio Ruiz, pero despejó Zubeldía, aunque no fue preciso, ya que golpeó en Remiro y se quedó el balón franco para que el atacante albanés cabecease a placer y el 2-1 subiese al marcador. Así se llegó al final de los primeros 45 minutos, donde el Granada se mereció irse con ventaja al vestuario y la Real demostró el enorme bajón de rendimiento en las últimas semanas.
La Real Sociedad cambio de actitud en el comienzo de la segunda mitad. El marcador hizo mella en los futbolistas de Imanol Alguacil, que metieron una marcha más y buscaron el empate cuanto antes. Sin embargo, la realidad no fue otra que la de un equipo apático y que no consiguió llevar sus ocasiones a buen puerto.
No obstante, el Granada se empeñó en ponerle las cosas muy fáciles a su rival esta noche. Los del 'Cacique' Medina, que habían cuajado una gran primera parte, renunciaron completamente al ataque y abogaron por defender el resultado y echarse atrás.
Suerte para los nazaríes que los 'txuri-urdin' no estaban atinados de cara a puerta, aunque ya comenzaron a jugar con fuego. Y no hace falta que os diga yo como acaba siempre esta historia.
Así pues, la Real Sociedad tuvo ese golpe de gracia que siempre hay que tener en este tipo de partidos que se atascan. Tierney, que estaba siendo un filón por la izquierda, metió un centro preciso al punto de penalti. Por allí apareció Le Normand para anticiparse a los dos centrales y rematar la pelota con dirección a portería para que el 2-2 subiese al marcador.
Esto sirvió de aviso para un Granada que, ahora sí, se lanzó al ataque. Sin embargo, el daño ya estaba hecho y fue insuficiente. En el 85', y con incertidumbre de por medio, André Silva recogió un rechace de Batalla a disparo de Turrientes y, tras validarlo el VAR, el 2-3 subió al electrónico tras el remate del luso a puerta vacía.
El encuentro entró en el tiempo añadido y el conjunto local tiró más de fe que de efectividad. Martínez Munuera decretó el final de los 90 minutos y devolvió, aunque tímidamente, ya que no fue un gran partido, la sonrisa a la Real Sociedad. Todo lo contrario que el Granada, que se mantiene en un pozo del que cada vez tiene más complicado, por no decir ya imposible, salir.