Remontadas S.A.

El fútbol es un deporte de 11 contra 11 en el que el Real Madrid, si va perdiendo, tiene muchas opciones de remontar. Lo hizo la semana pasada ante el Almería y lo ha vuelto a hacer este sábado ante Las Palmas, que después de un gran esfuerzo se fue con las manos vacías.
Sin Bellingham, sancionado, al Real Madrid le costó encontrar el faro con el que alumbrar su ataque. Brahim no está al nivel del inglés, al menos al que ha ofrecido esta temporada, y le conviene de momento ser más Rodrygo que Jude.
Podía parecer un partido de 0-0, pues son las 2 mejores defensas de la liga, y así al menos lo pareció en la primera mitad. Las Palmas propuso jugar desde atrás, sin perder la calma, como hace siempre. Y el Real Madrid presionó arriba para buscar los fallos. De hecho, así estuvo a punto de adelantarse por medio de un Rodrygo que pudo ser expulsado en 2 ocasiones. La primera, en un manotazo a Álvaro Valles que terminó en amarilla cuando solo llevaban 5 minutos. La segunda, con una falta en la segunda mitad por un braceo que, en otras ocasiones, deriva en amonestación.
Sufrió mucho Las Palmas hasta que entendió que tenía que bajar a un hombre más para sacar la pelota. Todo ello, en una primera mitad en la que no aparecieron ni Munir ni Sandro -este sí lo haría en la segunda mitad- por parte amarilla, ni Vinicius ni Brahim por parte blanca. Solo Valles, en alguna ocasión, y Marvin, especialmente activo desde la banda, fueron importantes para el conjunto local ante un Madrid plano y con poca profundidad.
Todo cambió en la segunda mitad. Sandro pareció un jugador totalmente nuevo al que estuvo durante los primeros 45 minutos. Fue la boya de un ataque que le empezó a dejar solo con el paso de los minutos y gracias a él, el partido revivió. El canario recibió por la derecha en un nuevo error de Nacho, ganó a Rüdiger y encontró a Javi Muñoz para poner el 1-0 en el electrónico.
El gol de Las Palmas pareció despertar a un Ancelotti que hasta ese momento, de lo único que se había preocupado era de unas acciones de Vinicius. La entrada de Joselu cambió la fisionomía del juego. Abrió a la banda a Vinicius, donde es más decisivo, y dejó eso el 1vs1 primero a Marvin, lesionado posteriormente, y después a Álex Suárez. El brasileño desesperó primero a Ancelotti y después le hizo respirar. Tras fallar una vaselina imposible, aprendió y a la jugada siguiente, marcó el empate.
El ADN madridista salió a la luz. El ADN de las remontadas, el que le hace meter miedo a sus rivales en el momento en el que empatan un partido. Y el de esta temporada se ha convertido en un experto en darle la vuelta a los partidos. Apareció de nuevo la táctica y la inteligencia de Ancelotti, que en vez de quitar a un Kroos muy cansado lo mantuvo en el campo. Y precisamente el alemán fue el encargado de poner un centro directo a la cabeza de Tchouaméni, que incluso como suplente es decisivo con el conjunto blanco.
El segundo tanto del Real Madrid fue una piedra demasiado pesada en Las Palmas, de más a menos en la segunda mitad. Se quedó sin reacción el equipo de un García Pimienta que ni siquiera con el resultado adverso apuesta por el pelotazo. La gasolina se acabó y el Real Madrid consumó una remontada más en su historial.