Osasuna estampó su tinta en el contrato más buscado. El del seguro de vida en la élite. Y todo por el gol de la tranquilidad. No el sol. El que marcó Ante Budimir para sumar los 29 puntos al casillero de la clasificación. Con 12 de ventaja sobre el descenso. No se puede hablar de una permanencia matemática ni mucho menos. Sí de la moral. Y, por qué no, soñar con un giro de dinámica para mejorar la situación. Siempre se puede ir a más.
El 0-1 se quedó en el marcador del Reale Arena con motivo del derbi vasco en la 24ª jornada de Primera División. La Real Sociedad tuvo el cuerpo en la batalla, pero la mente en el mañana. En el día de los enamorados. Cuando se enfrentará al PSG en la ida de los octavos de final de la Champions League en el Parque de los Príncipes. Y la sensación de que convivir con 3 competiciones empieza a pasar factura en el proyecto de Imanol Alguacil.
El peso de las rotaciones
El transcurso de la 1ª mitad se resumió en el peso de las rotaciones locales. Por motivos evidentes, se dio rienda suelta a las oportunidades de terceros. Entre ellos, Arsen Zakharyan. El extremo ruso tuvo la personalidad de liderar el ataque 'txuri-urdin' por momentos. Especialmente, en el inicio. Gozó de lo que hubiera sido el gol de la jornada con un derechazo inexpugnable que buscó la escuadra. Sin embargo, se marchó por línea de fondo.
A su vez, el planteamiento visitante sorprendió con la presencia de Rubén Peña... en el frente ofensivo. Cortejando en la referencia a Ante Budimir. Nada de lateral ni carrilero. Es más, se atrevió a probar fortuna con un derechazo potente desde la lejanía. Ese golpeo impactó en el muro ajeno y provocó el saque de esquina. Hasta que llegó la polémica del encuentro con un posible penalti sobre André Silva de Lucas Torró que no señaló Díaz de Mera.
Del tiovivo a la montaña rusa
El pivote de Osasuna contactó con el cuerpo del portugués en su área. No obstante, ni el principal lo catalogó de pena máxima ni el VAR entró a revisar la acción. Todo era sosegado y Take Kubo pudo revolucionarlo antes del descanso. Tras su ausencia por la Copa Asia, el japonés improvisó un remate desde la cazuela que consiguió repeler Sergio Herrera con una parada de sobresaliente. Solo le faltó el diploma, la foto para la orla y la palmadita en la espalda.
Aunque lo mejor estaba por llegar. Porque la contienda pasó de ser un tiovivo que da vueltas sin parar a una auténtica montaña rusa. Donde la adrenalina no se negocia y no sabes qué se avecina después de cada curva. Desde la reanudación, ambos bandos fueron con todo a por la red. El destino quiso que la sonrisa se dibujase sobre el rostro visitante. Tuvo que ser en un saque de esquina. Para que luego digan que la estrategia no vale. Pues ahí lo llevas.
El dueño de las alturas
Ante Budimir. Ese delantero del trabajo sucio incansable. El dueño de las alturas que silenció San Sebastián. Jon Moncayola encendió la música con un saque de esquina desde el perfil izquierdo. Y el ariete croata subió el volumen imponiéndose a su par en los cielos. Testarazo de autoridad al palo largo. Inalcanzable para Álex Remiro. 0-1... y la Real Sociedad comenzó a remar contra la corriente del luminoso. Cuando la fuerza debilitó, Imanol Alguacil se cansó de relajaciones.
Sin tonterías. Ander Barrenetxea, Brais Méndez y Umar Sadiq de una tajada. Y el campo se volcó hacia la inercia anfitriona. Era cuestión de lógica. Pero los rojillos supieron interpretar su rol de pasividad. O al menos, de controlar lo que estaba a su alcance. Porque Take Kubo pudo igualar el asunto de la forma más sencilla. Sin embargo, la incomodidad del adversario le impidió conectar plácidamente el centro térmico de Javi Galán. Méritos al '25', que demostró un carrusel de envíos al área desde la izquierda.
3 son muchas
Pese al empujón final, la épica no se presentó en el derbi vasco. El ambiente protestó varias acciones por posibles manos en el área de los huéspedes, pero no fue a más. Díaz de Mera fue firme en su criterio y no consideró que ninguna de las situaciones eran merecedoras de castigo. Esto es una bomba de oxígeno en toda regla para Osasuna. Porque con el gol de la tranquilidad firmó el contrato moral del seguro de vida en Primera División. Y en la otra cara de la moneda, 3 son muchas.
Es decir, la Real Sociedad llega al momento de la temporada en el que flaquean las fuerzas con tantas competiciones. Está a 90 minutos en el Reale Arena de regresar a una final de Copa del Rey. Se queda en la 7ª plaza de Liga y la Champions League se encuentra en el horizonte. El PSG le separa de los cuartos de final. De momento, tendría complicada su presencia en competiciones europeas la próxima temporada. Pero nunca se sabe qué puede deparar el máximo festival continental.