Sin Donnarumma ni Sommer, la final sería otra

Sería especular, pero puede que esta final no hubiera sido la misma sin los guardianes de ambas porterías. Quizá estaríamos hablando de un Arsenal-Barça o de un Liverpool-Bayern con los anfitriones en su Múnich. Lo seguro es que sin dos guardametas de los quilates de Gianluigi Donnarumma y Yann Sommer, las gestas de PSG e Inter no habrían sido posibles. Y eso que hablamos de dos clubes con un potencial ofensivo mayúsculo.
Al final, el debate se centra siempre en los que se llevan las portadas y los Balones de Oro. En el año magnífico de Ousmane Dembélé, la revelación de Désiré Doué o la doble punta que forman Lautaro Martínez y Marcus Thuram. Pero es justo señalar la influencia del italiano y el suizo en el camino a la final de dos clubes que además son reconocidos por el conjunto. El Inter es una unión de talentos y trabajo y el PSG es, al fin, todo lo que diseñó Luis Enrique.
Del conjunto parisino hay que dividir su cara A en las primeras cuatro jornadas, en las que no fue capaz de ganar, a la cara B del equipo que hoy conocemos. En esos primeros encuentros, el PSG encajó seis goles. En los otros 11, siete. En ese camino, Donnarumma solo se quedó sin jugar en la derrota de la liguilla frente al Bayern (participó Safonov) y en los otros 14 duelos ha sido el décimo portero con más goles esperados en contra (16.68) de la Champions, pero también es el octavo que más ha evitado en acumulado (2.68).
La gran heroica de 'Gigi' fue en los octavos de final ante el Liverpool. El PSG eliminó al gran favorito igualando en Anfield el 0-1 de París, donde Dembélé marcó la diferencia ante la portería rival. En la propia, Donnarumma se resarció de los errores del pasado con una tanda de penaltis impecable. Mo Salah logró batirle, pero el ex milanista se comió a Darwin Núñez adivinando su lanzamiento a media altura, ante el que puso las manoplas con contundencia. Tras el acierto de Dembélé, cazó el tiro rasito y a un lado de Curtis Jones. Désiré Doué convirtió para clasificar a los parisinos en Merseyside.
Gianluigi Donnarumma se llevó merecidamente el 'Man of the Match' de la Champions League en una gran noche. Brilló también en la vuelta ante un Aston Villa que asedió su portería en busca de la remontada y estuvo solidísimo contra el Arsenal. En Londres sacó dos tiros cruzados de Martinelli y Trossard que equivalían a sendos mano a mano. Además, por arriba se ha mostrado impecable y es, justo por delante de Sommer (30), el guardameta que ha hecho más salidas por alto de la Champions (34).
En el caso del arquero suizo, hay que señalar que el Inter de Milán es el cuarto equipo menos goleado de la Champions League, empatado a 11 con Juventus y Atalanta. Pero hay que tener en cuenta dos extremos. Por un lado, permaneció invicto e imbatido hasta la quinta jornada de la primera fase y no encajó gol en ocho de sus siete primeros partidos. Por el otro, que seis de esos tantos los recibió exclusivamente ante el FC Barcelona en una de las eliminatorias más emocionantes en la historia de la Liga de Campeones.
Lo tremendo es que pese a todo lo que recibió ante el Barça, pudo ser muchísimo peor. Yann Sommer ha llegado a la final como el segundo meta con más paradas totales, solo por detrás de Thibaut Courtois (50), con 48. De ellas, 13 fueron en la semifinal contra el conjunto azulgrana, siete en el partido de vuelta, cerca del récord de diez que ostenta Jan Oblak desde 2016. A Lamine Yamal le sacó cinco tiros a puerta.
En consecuencia, el internacional suizo también es el segundo que más goles ha evitado con una diferencia de xG sobre los encajados de 5.26. Tan solo le mejora Lucas Chevalier, meta del Lille y nombre cotizado, con 6.06. No son solo las sensaciones, los números avalan el torneo de los que han sido, objetivamente, los dos mejores porteros de esta Champions League. Pese a lo espinoso del camino, este domingo se juegan el título en la final. Y ahí estarán sus guantes para sujetar a Paris Saint-Germain e Inter de Milán.