Hay que saber sufrir. En el fútbol y en la vida. Ese fue el lema que llevó a rajatabla el Marsella ante el Brest. Y eso que se marchó al descanso con victoria (1-2) que pudo ser aún mayor si el VAR llega a castigar una clara mano en el área local con 0-2 en el marcador.
Thauvin abrió la lata antes del minuto 20. Y lo hizo con un zurdazo desde la frontal marca de la casa. Inmediatamente después, los de Vilas-Boas reclamaron un penalti que ni la tecnología ni el colegiado apreciaron pese a la claridad de la acción. El balón tocó en el brazo de Duverne, pero no hubo castigo.
Sí hubo revisión en el gol de Caleta-Car en el 27' para ampliar diferencias. El primero de la noche para el croata, que tuvo que esperar unos minutos para poder celebrar de todas todas la diana que logró tras rematar en el área sin apenas oposición.
Antes del descanso, Faivre puso la emoción con el 1-2. Hacía justicia el tanto, ya que el Brest adelantó líneas y metió al Marsella en su área.
En la reanudación, el OM pasó malos momentos. La posesión y el terreno fueron para los locales, que vieron cómo le anulaban el gol del empate a Charbonnier en el 64' por fuera de juego. Merecía algo más el equipo de Dall'Oglio, pero lo que llegó fue el doblete de Caleta-Car.
El defensa rodeó su noche goleadora al mandar al fondo de la red un 1-3 que, al final, fue decisivo para la tranquilidad marsellesa. Y es que ya en el añadido. Charbonnier se desquitó del amago previo con un gol, este sí válido, que puso el definitivo 2-3.
Segunda derrota en dos jornadas para el Brest y debut con triunfo en la competición para un Olympique de Marsella que promete este curso.