El manido "nunca dejes de creer". Ese dogma del Atleti del Cholo para los momentos más bajos. Un eslogan de puertas para fuera, pero una realidad tangible en el vestuario 'colchonero'. Pintaban muy feas las cosas en San Siro. No solo para el partido, sino para el devenir del equipo en esta Champions League. Pero la fe mueve montañas. Por una cosa o por otra. Por garra o por ciencia infusa. Lo cierto es que este Atlético de Madrid, por muy mal que esté, lucha hasta el final y el Milan fue la cruel víctima de un ejercicio de fe en forma de 1-2 que endereza el rumbo del equipo de la capital de España con vistas a los octavos de final.
Con las ganas de volver a disfrutar de la Champions en San Siro tras siete años de espera, el Milan salió dispuesto a morder a un rival que llegaba con unas dudas en su juego que debía disipar a lo largo de unos exigentes 90 minutos. El cuadro 'rossonero', con una presión alta, encerró al Atleti desde el pitido inicial y, sin crear demasiado peligro, opositó poco a poco para que el gol subiese a su favor en el electrónico.
La idea de Simeone de jugar con tantos hombres ofensivos (Suárez, Correa, Carrasco, Llorente...) volvió a hacer aguas y el siete veces campeón de Europa lo aprovechó de lo lindo, pues Rafael Leao, con un derechazo raso y cruzado desde dentro del área, adelantó al cuadro local en el minuto 20'. Ese 1-0 pudo incluso llegar antes, pero Oblak le ganó la partida en un mano a mano a Rebic.
Kessié inicia el camino de la resurreción
Con el empate ante el Oporto todavía en el recuerdo, la noche pintaba bastante mal para el Atleti, pero el cuadro rojiblanco se encontró con un obsequio inesperado por parte de un rival. Hace unos días, ante el Getafe, Aleñá perdió los papeles y vio una roja que facilitó la remontada 'colchonera'. En Milán, Kessié quiso ser protagonista y dos faltas sobre Llorente en tan solo 29 minutos se transformaron en dos amarillas (y la consiguiente roja) que dejaron al cuadro 'rossonero' con uno menos.
De manera lógica, el guion del encuentro cambió por completo, con el Atleti teniendo que llevar la voz cantante y el Milan dando un paso atrás para defender su renta y, si surgía la posibilidad, poder asestar un golpe mortal al contragolpe. Sin embargo, aunque acaparó más balón, el dominio rojiblanco en el tramo final del primer tiempo fue estéril, pues solo un tiro de Luis Suárez sobre la bocina inquietó a Maignan antes del descanso.
Conciente de que la derrota dejaba al equipo rojiblanco en el alambre, el Cholo no se lo pensó a la hora de agitar el manzano. En el tramo final del primer tiempo, el argentino metió a Joao Félix por Trippier. Un cambio ofensivo que se vio acompañado por los ingresos de Lodi y De Paul àra el inicio del segundo tiempo. Cierto es que dieron otro aire al Atleti, pero al campeón de Liga le seguía faltando colmillo.
Griezmann, del banquillo a la redención
El mismo, curiosamente, se lo aportó un Antoine Griezmann que, criticado, sufrió el 'banquillazo' de inicio por parte de su técnico. El galo, aunque no intervino demasiado en el juego, inició el camino de la remontada con un tanto en el minuto 84 de puro 'killer' que dio claridad al abordaje 'colchonero', sin éxito hasta ese momento pese a la insistencia de un Joao Félix con descaro que no dudó a la hora de pedir el balón y tratar de romper de cualquier forma el muro milanista.
El tanto del de Macon fue el inicio de una locura de 'minipartido' en el que la tensión subía más y más con las faltas del Milan, las cartulinas que mostraba el colegiado, las pérdidas de tiempo y el cabreo previo del respetable con la tarjeta roja del primer tiempo. Todo ello creó un caldo de cultivo perfecto que desembocó en un final de pura ciencia ficción.
Con seis de añadido en el tempo lombardo, Çakir vio una mano de Kalulu dentro del área del conjunto 'rossonero' y no dudó a la hora de señalar los once metros. El público y los jugadores locales explotaron mientras desde el VAR, en una revisión eterna de más de cuatro minutos, ratificaban la decisión del colegiado turco: penalti para el Atleti.
Una victoria 'in extremis' y fin a la racha del 'Pistolero'
Tras la resurrección de Griezmann, muchas miradas apuntaban a él, pero fue Luis Suárez el que asumió la responsabilidad para ajustar cuentas. El mal fario de no marcar como visitante en Champions desde el curso 2015-16 había perseguido durante seis años al charrúa. Una losa demasiado pesada que necesitaba quitarse cuanto antes.
Sin miedo a represalias, con la tranquilidad de aquel que lleva infinitas muescas, el uruguayo ejecutó con una frialdad extrema el lanzamiento. Floja, rasa, al centro... e imparable para Maignan, que se venció y vio entrar con una dolorosa sutileza el esférico en el fondo de la red en el minuto 97.
Hubo tiempo para más, pues el encuentro se alargó hasta el 101', pero el tanto de Suárez había sido la última palada de tierra sobre un Milan que por momentos parecía dejar en el filo del precipicio al Atleti y que se convirtió finalmente en el acicate perfecto de un cuadro madrileño que partido tras partido, salgan mejor o peor las cosas, está creyendo hasta el final. Y su fe está teniendo recompensa.