El Barcelona dominó la posesión y dejó maniatado durante muchos minutos al Nápoles, pero con una cuerda de plastilina. El cuadro azulgrana sacó una buena renta para afrontar la vuelta, pero no dio señales de haber recuperado una buena cara a domicilio en la competición europea. Pero lo que más preocupa en la Ciudad Condal es la plaga de bajas que puede tener para el partido de vuelta.
A las ya confirmadas ausencias de Luis Suárez, Ousmane Dembélé, y Martin Braithwaite, este último no inscrito en el torneo, Setién debe paliar las ausencias de algunos hombres importantes para el duelo de vuelta ante los napolitanos.
Sergio Busquets, que estaba apercibido en Champions, vio la cartulina amarilla y será la baja más sensible en la medular. El Barça pierde a su eje. Además, Arturo Vidal se une a esta lista de no disponibles tras su momento de calentón en tierras italianas. Vio dos cartulinas en la misma jugada y dejó con cara de pocos amigos a Setién.
En defensa también se complica la papeleta. Sergi Roberto y Jordi Alba son duda, aunque Setién aseguró que pueden llegar a tiempo para la vuelta. Contrarresta la imagen de Gerard Piqué cojeando en San Paolo: no ayuda a invitar al optimismo. El zaguero quiso reingresar tras ser atendido, pero tras el partido no quiso revelar sus sensaciones. El club esperará a las pruebas médicas para determinar su tiempo de recuperación.
Todas estas bajan dificultan los onces de Setién, que cada vez cuenta con menos efectivos. Varios integrantes de la plantilla, entre ellos Busquets o Piqué, ya evidenciaron una clara falta de planificación para que el grupo contara con un amplio fondo de armario.
Un hándicap más en la parte más importante de la temporada. El Barça debe contrarrestar estos contratiempos en un mes de marzo complicado y con cinco partidos: Real Madrid, Real Sociedad, Mallorca, Nápoles y Leganés.