El Málaga no pudo dar continuidad a las buenas sensaciones que generó su empate a domicilio ante el Eibar y perdió contra el Leganés por 0-2 en la jornada 18 de la Segunda División. Los de Mehdi Nafti, necesitados de los tres puntos para alejarse de la zona de descenso, dominaron el partido y recogieron el premio: la victoria.
Los de José Alberto presentaron una propuesta pobre, ya fuera en su planteamiento o en su aplicación práctica. Lo que está claro es que no funcionó. La única buena noticia, que Dani Lorenzo sigue progresando. En ataque, el equipo dependió en exceso de las internadas por su carril de Víctor Gómez y pocas otras ideas discurrían por en derredor del área de Riesgo.
Cerca de los dominios de Dani Martín, en cambio, Escassi, Peybernes y Lombán, si bien acuñaron una cantidad de despejes meritoria, se vieron condenados por la incapacidad colectiva para frenar la sangría de llegadas de los 'pepineros'. Esto, añadido a alguna desconexión como un lento control de pelota del '23' tras recibir la bola del '17' que casi acaba en gol de Borja Garcés, explicó en gran medida la derrota.
Los goles que la facturaron los rubricaron Omeruo y Juan Muñoz. El primero, que aún no había anotado ninguno en lo que iba de temporada, aprovechó una mala cobertura de Genaro en una falta cercana a la caja de Dani Martín. En carrera, se deshizo del '16', que no le siguió, y batió con el interior de la diestra al cancerbero. 'Ayudó' Víctor Gómez. No estaba en línea con sus compañeros y, de haberlo estado, la jugada habría sido anulada por posición antirreglamentaria.
El '11' sentenció en una contra de manual. Con los 'boquerones' volcados al ataque, Randjelovic, revulsivo de Mehdi Nafti, condujo la bola hacia el área, la cedió a su compañero y este, merced a una definición suave, firmó el 0-2. La diana terminó de afilar los nervios en el elenco local, lo que encontró su consecuencia en alguna que otra tangana antes del final del partido.
Con el pitido del colegiado, el Leganés confirmó un buen salto de tres puntos para alejarse de la zona de descenso. El Málaga, por contra, se ve sumido en una mala dinámica que ya ni siquiera La Rosaleda salva con un sabor de boca muy amargo no solo por haber perdido, sino por haber merecido perder.