Una semana, siete días, 168 horas. Ese es el tiempo que el Real Madrid consiguió aguantar el liderato de LaLiga Santander tras perder a manos de un Real Betis henchido de fe y argumentos en el punto más álgido de su crisis. Lo hizo con goles de Sidnei y Tello y ajusticiando la debilidad blanca.
Puede resultar llamativo que este resultado llegue en su peor crisis, pero el Betis se mueve en esa irregularidad que no es nueva, ni con Rubi ni con Setién. En un día de muchísima presión sobre el técnico, consciente de lo importante no tanto del resultado como de la imagen, el conjunto verdiblanco hizo su mejor partido de la temporada.
Con esa espada de Damocles encima para su entrenador, el Betis entendió perfectamente cómo tenía que gestionar sus posesiones y encontró un amigo en la defensa del Madrid. Y es que aun espoleado por el 'Clásico' y con la presión de mantener el liderato, el conjunto blanco volvió a mostrar su 'cara B'.
La posesión bética se hizo exasperante por momentos para el equipo de Zinedine Zidane, completamente a merced de su rival. El equpo de Rubi tocó y tocó desde el inicio, se acercó con la primera subida peligrosa de Álex Moreno y un disparo de prueba de Loren. Conatos ante un Madrid que con el paso de los minutos se intentaba estirar.
Las subidas de Marcelo y la energía de Vinicius daban aire al conjunto madridista, pero el Betis se encargaba cada tanto en tanto de esconder la pelota y volver a decir quién manda. En una falta colgada, Bartra fallaría un gol cantado con toda la portería por delante para poner en evidencia los problemas atrás del Madrid, que en el gol bético se quedó mirando.
En el 40', el equipo de Rubi sacó su enésimo córner en corto mientras el Madrid le dejaba espacio a Fekir. El delantero cayó en el área tras una carambola y el balón le acabó cayendo a Sidnei, que ante la mirada de la atónita defensa se sacó un misil tierra-aire al que no llegó Courtois. Directo a la escuadra, inapelable.
Sidnei, de héroe a villano
Sucede que el Betis tiene su idilio a veces con la desgracia y Sidnei, apenas cinco minutos antes vestido de héroe, se convertía en villano. El central le arreó un patadón a Marcelo y González González no vaciló en señalar penalti, convertido por Karim Benzema. El francés le pegó a la izquierda y Joel se venció a la derecha.
El Real Madrid se encontraba así con el 1-1 al descanso, pero lejos de darle alas, la vuelta del paso por vestuarios siguió con el mismo guión. Balón, balón y balón para el Betis, que sin embargo encontraba sus mejores ocasiones a campo abierto.
Joaquín, brillante a ratos en el partido, perdonó de una manera incomprensible el 2-1. Canales le regaló el mano a mano con Courtois y el portuense aceptó el reto regateando al guardameta belga, pero con la puerta vacía y medio desequilibrado falló. No se sabe aún si quería devolver el guiño al cántabro o si tiró mal. Como sea, erró una acción evidente que le podía costar un disgusto a su equipo.
De hecho, el Real Madrid tuvo sus mejores opción poco después, tras la desafortunada lesión de Marcelo. En su lugar entró Mendy y el lateral zurdo estrelló un derechazo contra el larguero que hizo temblar la portería de Joel y a todo el Benito Villamarín. Aun así, tampoco había pólvora arriba, incluso tuvo que entrar Mariano, y el escenario atrás era aún menos halagüeño.
Y llegó el descalabro
Pasado el minuto 80 y con el Betis agotado, la defensa madridista se convirtió en un cuadro abstracto. Benzema la regaló, Sergio Ramos no acertó a ganar un balón dividido con Guardado y el mexicano sirvió en profundidad hacia el recién entrado y solitario Cristian Tello. De algún modo, Varane se había quedado dormido y no recuperó la línea a tiempo, lo que habilitaba la acción.
El canterano del Barça se plantó con la moto en el área, encaró a Courtois y batió por bajo al belga para desatar el éxtasis en el Benito Villamarín. Seis partidos sin conocer la victoria estaban haciendo mella en la moral del equipo y de todo el beticismo, pero entonces llegó el gol de Tello para insuflar vida a los verdiblancos.
El Betis acabó sufriendo con el Madrid volcado y desesperado. Los de Rubi no hilaban tres pases, pero el equipo de Zidane tampoco encontraba el camino al gol. Lucas Vázquez se lo quitó a Ramos en el segundo palo, Vinicius la tiró fuera, Benzema siguió el mismo camino... y se acabó. El Madrid, solo una semana después del 'Clásico', volvía a ceder su liderato.