Las pocas pero notorias ausencias de Karim Benzema el curso pasado coincidieron (de coincidencia tuvieron muy poco) con malos partidos del Real Madrid. El francés fue, muchas veces, el origen, el desarrollo y la conclusión de la jugada. Lo bordó en los números, pero aún más brillaba en lo vistoso. En el juego. A nadie se le escapaba que, pese a que los 'merengues' conformaban una banda muy bien engranada, el galo era el solista al que todo equipo necesita para que alce su voz cuando el tema así lo requiere.
Aún es pronto, pero la sensación es que, hasta la fecha, Karim está mostrando su versión más mortal. La magia aún no ha vuelto de sus vacaciones y las imprecisiones, desconocidas a su alrededor, le han acompañado en más de un partido este curso. No lo tomen como una crítica, sino como un mero recuerdo de que la excelencia no debe ser cotidiana. No es lo normal ser perfecto cada día. El Madrid basó su planificación deportiva, precisamente, contra esa premisa. Sin buscarle refuerzos, el '9', con un año más, debía jugar de nuevo muchos minutos y a un nivel extraterrestre. Y las dudas comenzaron a aparecer este martes en Celtic Park cuando, a la media hora, tuvo que abandonar lesionado el terreno de juego.
Sin embargo, y cuando parecía llegar la peor noticia, que lo es, el equipo sacó pecho. El grupo perdió al solista, pero tapó esa carencia de voz con un punteo más fino de guitarra, con golpes más fuerte de la batería y con una armonía que, pese al ensordecedor ruido de Celtic Park, terminó sonando por todos los rincones del verde escocés.
El final no se intuía demasiado en el descanso. El primer tiempo tuvo más color verdiblanco, con un equipo muy a lo Celtic. Con mucho toque escocés. Con esos gritos eufóricos por un simple córner, aunque, esta vez, sus jugadores les daban muchos más motivos que simples saques de esquina para vibrar. De hecho, tuvieron el primero a los 30 segundos. La defensa del Madrid despejó, precisamente, a córner un disparo que casi sorprende a Courtois.
Los locales se basaban en la elegancia de O'riley, la inteligencia de Abada y la insistencia de Giakoumakis para poner en peligro a una defensa que, por momentos, no salió apenas de su campo. Abada y Hatate lo intentaron en los primeros compases, pero fue Mcgregor el que más cerca se quedó del 1-0. Su trallazo, con una violencia impropia del fútbol, hizo temblar el palo de Courtois, que respiró tranquilo al oír el sonido. La imagen, a buen seguro, se la perdió.
El Madrid empieza a afinar
El Madrid empezaba a respirar pese a que la bola era aún escocesa. Kroos hacía tiempo que no movía la batuta como lo hizo hoy. El alemán ya fue de lo poco rescatable del primer tiempo, cuando supo mover con inteligencia las no muchas pelotas que caían del lado visitante. Modric le ayudó en la sala de máquinas y Valverde, como siempre, se ofreció para ser el transportista. El uruguayo soltó un zudazo al filo de la media hora que casi rozó el palo izquierdo de Hart.
Entró Hazard en el 30' cuando la rodilla de Benzema dijo basta. Y el '7' demostró que no era el '9' en el 40', cuando, en la frontal del área chica, no conectó bien un pase desde la derecha que le dejaba en una posición magnífica. Tampoco anduvo fino un Vinicius que malogró otra clara ocasión. Hazard se sacó un pase medido desde su campo y el brasileño corrió al espacio, como más le gusta, y encaró a un Hart que le ganó la partida. El muslo del portero repelió el remate del '20'.
Fueron muy mejorables las definiciones de ambos, pero sí que sirvieron para que las cuerdas de la orquesta blanca empezaran a encontrar el tono adecuado. Así se llegó al descanso, momento clave del partido a partir del cual cambió el guion de lo que, hasta ahora, era un empate e incluso con el "gracias" como coletilla.
A falta de referencia, el Madrid basó sus opciones de éxito en el juego asociativo. Los de Ancelotti empezaron a mover rápida la bola para encontrar esos espacios que, en otras ocasiones, eran cosa de Benzema y su indiscutible calidad para romper líneas. Y el resultado no pudo ser mejor.
Y eso que el Celtic avisó, en el 47', con una ocasión clarísima. Maeda, recién entrado al igual que Rüdiger en el Madrid por las molestias de Militao, apenas logró rematar cuando estaba solo en el área chica. Habría fusilado a Courtois, pero la pelota salió casi ni rodando a las manos del belga.
Sentencia con música clásica
Lejos de amedrentar a los visitantes, sería el aperitivo del arreón colectivo con el que el Madrid resolvió el encuentro en solo cuatro minutos. En el 55' buscaba el primero y en el 60' celebraba el segundo. Una música que les suena, y mucho, a los aficionados 'merengues'. La clásica del Madrid.
El 0-1 llegó en una pieza perfectamente interpretada por Modric, Valverde, Hazard y Vinicius. El primero lanzó en largo desde su propia frontal para que el segundo, con una espuela tan estética como eficaz, se apoyase en el belga. Volvió la pelota, ya en banda, a un Valverde que galopó para cederle la bola a Vini, desmarcado, en el segundo palo. De primeras, con el interior y al palo más alejado. El '20' cumplió el 'abc' de la definición para adelantar a los suyos.
Todavía resonaba el eco de la primera canción cuando se empezó a entonar la del 0-2. Tchouaméni robó y cedió a Hazard, que condujo bien por el centro. Ya en el área, vio a Modric a su derecha para que el '10', tras un regate a un rival, batiera a Hart con un remate con el exterior de su bota derecha que llegó a tocar el portero, pero que acabó en el fondo de la portería.
El Celtic se quedó muy tocado, pero solo en el marcador. La grada festejaba y el equipo luchaba por, al menos, lograr un gol. Llegaron varios cambios que, junto al resultado, le costaron algo de ritmo a una música que aún tenía espacio para el tema final.
Hazard, en el 77', puso el 0-3 en otra perfecta combinación colectiva. Desde la frontal, Kroos vio perfectamente el desmarque de Carvajal, cerca del segundo palo, quien, de primeras, mandó el esférico al corazón del área chica. Allí, y ahora sí como '9', apareció Hazard para sentenciar.
El campeón, que se libró el gol en contra en un remate de Furuhashi con el muslo que casi rozó el palo y una buena parada de Courtois a Haksabanovic, debuta con victoria en su torneo pese a lo mal que pintaba en el primer tiempo. El arranque local y la lesión de Benzema, eso sí, no fueron suficiente para desafinar a una banda que se sabe estos temas ya de memoria.