Hoy no. El Sabadell se niega a decir adiós tan pronto al fútbol profesional. Hizo los deberes y venció a una Ponferradina ya salvada y sin opciones de ascenso. Y, además, los que le podían mandar a la Primera RFEF perdieron. La última jornada será de infarto en Segunda.
Las cuentas del Sabadell eran simples. Estaba obligado a ganar, pero incluso imponiéndose a la Ponfe podía ser equipo de Primera RFEF esta jornada, si el Alcorcón empataba y la UD Logroñés ganaba.
Con esa premisa, y sin pensar demasiado en lo que Lugo y Castellón pudieran hacer, el conjunto arlequinado saltó a la Nova Creu Alta a enfrentarse a una Ponferradina sin nada en juego más que el honor.
Como resultado, desde el primer minuto se notó muy a las claras quien tenía más ganas de ganar, y esos eran los locales. La Ponferradina, pese a que vendió cara su piel, no plantó la cara que hubiera plantado si su futuro dependiera de los puntos en juego.
Aún así, el cuadro berciano fue un digno rival, pero el Sabadell fue quien llevó la voz cantante en cuanto se hizo con la posesión del esférico. En consecuencia, el primer gol no tardó en llegar.
Lo anotó Adri Cuevas, con un soberbio testarazo a centro de Édgar, ante el que nada pudo hacer Caro, 'vendido' por una zaga que dejó rematar muy cómodo al futbolista rival.
Aquel gol acercó al Sabadell a una salvación, sobre todo después de que el Almería se pusiera por delante de la UD Logroñés. Y es que si los riojanos ganaban, y el Alcorcón, como hizo hasta casi el final del partido, empataba, el Sabadell perdería la categoría hiciera lo que hiciera.
Sabiendo eso, el objetivo arlequinado era marcar el segundo, el de la tranquilidad, y este llegó en el 34', con una genial definición de Stoichkov a la contra.
Con los deberes hechos el Sabadell se fue al descanso, donde los jugadores fueron puestos al día de lo que estaba ocurriendo en el resto de campos de esta maratoniana jornada de horarios unificados.
El segundo tiempo fue de transición. El Sabadell no arriesgó lo más mínimo y a la Ponfe le faltó ambición, o más bien motivación, para remontar el partido. Sí, merodeó en contadas ocasiones la meta de Mackay, pero sin excesivo peligro.
Más aún, el Sabadell estuvo muy cerca de marcar el tercero, el que hubiera dejado visto para sentencia este encuentro, pero el poste le negó el tanto a Édgar. Finalizó la contra con una sutil picada ante la salida de Caro, pero el balón pegó en la cepa del poste. Fue al rechace, pero el portero metió la mano y concedió córner. Pedía penalti, pero ni el colegiado ni el VAR lo vieron así.
Los cambios sirvieron al Sabadell para marcar a placer los tiempos, y aunque Bolo efectuó los suyos para dar más mordiente arriba a su equipo, no logró contrarrestar a su rival.
De hecho, en el 79' a los arlequinados les anularon un gol, por un claro fuera de juego de Néstor. El partido parecía destinado a ser sentenciado antes de tiempo, pero el ansiado, para los locales, claro, tercer gol no llegó.
Sí el 90' y tras él, el pitido final. Pitido al que los futbolistas del Sabadell reaccionaron yendo al banquillo a mirar el móvil de sus compañeros y cuerpo técnico. Había que ver cómo habían terminado el resto de partidos.
Y la situación es la siguiente: con el Castellón ya en Primera RFEF, como el Albacete, el Sabadell debe ganar en la última jornada a un Mirandés sin nada en juego, pero además debe esperar un favor de UD Logroñés, Lugo o Alcorcón. Necesita que uno de los tres 'pinche' para salvarse, además de ganar, claro está.