Algo tiene el Real Madrid cuando se juegan los títulos que este tipo de partidos son otra cosa. Los de Zidane no dejaron pasar la oportunidad en Valdebebas ante un Osasuna sin nada en juego y se reengancharon a la lucha por la Liga tras la oportunidad perdida del Barça en unas condiciones similares.
Osasuna, rival sin ya nada en juego por haber hecho los deberes con antelación, aguantó casi 80 minutos. La falta de exigencia terminó pesando en exceso a un conjunto navarro que planteó el choque como un premio para sus hombres después de una temporada en claro ascenso. Tras una buena primera mitad, los de Arrasate terminaron desfondados de defender en exceso en la segunda.
Nada hacía presagiar, de cualquier modo, que el partido fuera a tener tanto nudo. El Real Madrid, con un ojo y medio en la vuelta de la semifinal de Londres, salió con un plan muy claro. La idea de los blancos era la de marcar pronto y dejar el choque encarrilado cuanto antes para poder dar descanso a los hombres más importantes para el Chelsea. Con esa premisa arrancó el encuentro, pues ni Kroos ni Modric estuvieron en el once inicial. Su ausencia tampoco la notó un equipo blanco que movió bien el esférico en el centro del campo, con un participativo Antonio Blanco y un esta vez inspirado Marco Asensio.
Hubo ocasiones por parte blanca desde muy pronto, aunque las más claras tardaron en llegar. Hazard fue sorprendente protagonista de las primeras y de la más sonada, un remate en semifallo que convirtió en protagonista a Sergio Herrera, uno de los porteros del campeonato.
El belga parecía enchufadísimo y quería hacer méritos para sacar plaza en el once de Zidane en Stamford Bridge, un campo que conoce a la perfección. Pero, pese a las luces, volvió a ser el futbolista intermitente de su estancia en la capital de España. De repente, Eden dejó de aparecer.
Osasuna, de la valentía al conformismo
No es que Osasuna no tuviera presencia en el área de Courtois, pero sus ocasiones más claras dependieron de factores externos. Primero, Courtois tuvo que reaccionar a un centro de Manu Sánchez que se envenenó. Luego, se pegó un sofocón para sacar casi sobre la línea de gol una cesión suicida de Militao con el meta fuera de la portería.
El choque estaba entrenidísimo. Osasuna esperaba encerrado y luego lo intercalaba con una presión adelantada que invitó a Casemiro a probarlo desde el centro del campo. El brasileño casi hace uno de los mejores goles de su carrera en una acción que dio paso al repertorio de paradas de Sergio Herrera. A la de Hazard le unió una manopla sensacional a un cabezazo de un Militao que aún lo intentaría una vez más.
De forma sorprendente, los navarros esquivaron el 1-0 y estuvieron a punto de irse en ventaja al descanso. Cabeceó a la red Chimy un buen centro de Manu Sánchez, aunque el argentino estaba ligeramente adelantado.
La necesidad empujó al Real Madrid a salir mandando en el segundo tiempo, pero las pilas empezaban a agotarse. El control 'merengue' fue notable tras el descanso, aunque carente de profundidad. Y Osasuna cada vez parecía más contento con el empate. Los rojillos enviaron al limbo un contragolpe imperdonable pronto, pero no pisarían mucho más el área de Courtois.
Se sintió tranquilo y con tiempo el Real Madrid y, además, encontró las armas con la entrada de Rodrygo e Isco. El brasileño, eléctrico, aportó la energía que le hacía falta a los de Zidane y también el atrevimiento. Se quedó sin el premio del gol, que estuvo reservado a un Militao que a la tercera no perdonó de cabeza. Córner servido por Isco y balón a la jaula del central.
El 1-0 cercenó las ilusiones de Osasuna y condicionó el final del choque. Lo intentaron aún una última vez los navarros, pero sus fuerzas ya flaqueaban demasiado. Y se llevaron el castigo excesivo del 2-0, anotado por Casemiro sin querer cuando intentaba controlar un pase de Benzema que ni iba hacia él. Cosas que pasan cuando el Real Madrid huele los títulos cerca.