Boleyn Ground era una fiesta, y tras el partido, seguirá de fiesta. Era su último encuentro, después de haberse jugado más de dos mil en ese emplazamiento. Lo inauguró el West Ham con victoria, y lo despide con otra. Y que además permite a los de Bilic seguir soñando con jugar la Europa League la próxima campaña.
El partido comenzó tres cuartos de hora tarde por el retraso del bus del United. Y el equipo de Van Gaal también saltó tarde al terreno de juego, o eso pareció. La primera mitad, al menos hasta bien entrada la primera media hora, fue de control absoluto del West Ham, aunque sólo fue capaz de marcar un tanto.
Lo hizo Sakho, tras una buena jugada de Lanzini a los 10 minutos. La fortuna quiso que el balón rebotase en Blind y cogiese la curva suficiente para que De Gea no llegase a tocarlo.
El gol no hizo sino dar alas a los 'hammers', que haciendo honor a su apodo, martillearon durante media hora más el área del United. Hasta en dos ocasiones pudo marcar el West Ham, pero Carroll primero, quien falló el mano a mano de forma inexplicable, y un gol anulado después, evitaron la debacle.
Al descanso, un gol a cero, y la sensación de que el United se marchaba vivo de milagro. Todo sería muy distinto en la reanudación.
El United comenzó a desperezarse en la recta final de la primera parte, y cuando empezó la segunda, castigó al West Ham. Seis minutos necesitó Martial para marcar el primero, tras una gran jugada de Rashford y Mata.
El West Ham no se arrugó, pero sólo consiguió encajar el segundo tanto. Tras unos minutos de 'tira y afloja' entre ambos, en los que parecía imponerse el West Ham, una contra fruto de una pérdida en campo contraro de Noble propició el segundo tanto de Martial, y desató la euforia en medio Manchester.
Ese gol permitía al United depender de sí mismo para jugar la Champions la próxima temporada, pero el partido no había acabado.
Dos jugadas a balón parado dieron la vuelta al encuentro, para decepción de los 'red devils'. Advirtió Van Gaal del peligro del West Ham por alto, y acertó, pero no supo evitarlo.
Dimitri Payet, que llevaba un partido muy discreto, se enroscó bien la pata de palo y por fin empezó a poner balones bien medidos a las cabezas de sus compañeros. Volvió a ser el Payet brillante que ha maravillado a la Premier este año.
Primero, un trastarazo de Michail Antonio, y cuatro minutos después, otro de Winston Reid, dieron la vuelta al marcador y desataron la locura en las gradas de un Boleyn Ground que estaba de fiesta pese al resultado.
El United quedó noqueado y perdió los papeles. No pudo volver al partido, al que le restaban apenas diez minutos y el descuento.
Este resultado hace que el United dependa del fallo del City para ser cuarto. Los de Pellegrini deben perder contra el Swansea fuera, y el United tiene que ganar al Bournemouth.
Y, en el peor de los casos para los de Van Gaal, el United puede perder hasta la quinta plazo, precisamente a manos del West Ham. Los de Bilic están a un punto y visitan a un Stoke City de vacaciones porque nada se juega. Cualquier resultado que no sea sumar tres puntos ante el Bournemouth podría dejar en manos del West Ham la quinta plaza y, por tanto, meter a los 'hammers' en Europa la próxima campaña.
No será Boleyn Ground el que acoja esos hipotéticos partidos, sin embargo. El West Ham jugará la próxima temporada en el Estadio Olímpico. ¡Hasta siempre, Upton Park!