Es la zona Suárez. Es el partido a partido. Es la filosofía de un Diego Pablo Simeone que no se veía campeón y cuyo título va a tener que pelear hasta el último minuto. Cosas nada extrañas en un Atlético al que le gusta lo salvaje, lo complicado, lo enrevesado. Hasta parece que le gusta sufrir para saborear más el éxito. Todo eso pasó en el Wanda Metropolitano, y es que el Atlético estuvo fuera del título durante unos minutos y lo recuperó en diez.
Si es demasiado exagerado hablar de un Atlético masoca, que respondan los números y las estadísticas. Fue más de un 70% de posesión, se vieron 18 disparos, nueve a portería y siete paradas de Sergio Herrera, pero el que marcó primero fue Osasuna en el único lanzamiento entre los tres palos. Y así es el fútbol. No vale el que más se lo merece, sino el que más hace.
Fue prácticamente un monólogo de un Atlético volcado al ataque que supo cubrir los espacios y hacer una buena presión tras pérdida que congeló a un Osasuna que también encontró la forma de esquivar el gol en contra, aunque, eso sí, le sonrió la buena suerte.
El Atlético perdonó lo imperdonable. En el minuto 22, Suárez ya se llevó las manos a la cabeza al estrellar un disparo al poste cuando estaba delante de la portería. No se lo creyó el uruguayo, que no suele errar ese tipo de acciones, y eso que ya venía avisando.
A la media hora ya pagó Suárez su rabia con la valla publicitaria mientras Correa tampoco encontraba el camino con voleas a las manos de Sergio Herrera. Al borde del descanso, Saúl se topó con la madera de atrás en lo que pudo ser uno de los goles del campeonato, pero el guion seguía sin dar ese esperado y merecido giro a favor.
En la segunda mitad todo siguió igual porque los 'colchoneros' continuaron estrellándose contra un muro y escalando una empinada subida que cada vez parecía más larga. Fue casi como una maratón de obstáculos.
A Savic y a Carrasco le anularon un gol por fuera de juego y ahí comenzó la lista de horrores. El Madrid marcó y Budimir, con un auténtico cabezazo, hizo que Oblak sacara el balón de dentro de su portería, de modo que todo se puso en contra. La Liga ahí estaba prácticamente perdida.
Simeone pidió cabeza y en el parón para la hidratación expuso los motivos para no dejar de creer. Y salió la esencia de su Atlético. Renan Lodi, que saltó al campo, reventó la portería a pase de Joao Félix, que fue otro cambio del Cholo, y puso el empate que dio paso a la esperanza.
Osasuna no aguantó el vendaval y solo seis minutos después, el Atlético recuperó lo que lleva siendo suyo muchos meses. Ya no lo quiere soltar. O no debería. El reloj entró en el tiempo de Suárez y en su zona, la que más le gusta, cazó un pase atrás de Carrasco para poner el cuero lejos del alcance de Sergio Herrera.
Fue el gol de la rabia y el que tanto soñaron los atléticos cuando el 'Pistolero' aterrizó en el Metropolitano. Se sacó la camiseta, la agitó, el Atlético hizo una piña y aguantó hasta el final el pulso a la Liga. Siguen dependiendo de sí mismos y están a un partido de clavar la bandera.