Los apostantes que se animaran a invertir dinero en el triunfo catalán en el Bernabéu se llevaron un buen dinero. Porque, dados los precedentes, se antojaba difícil ver un triunfo del Girona en Chamartín. Aunque ocurrió.
Siete veces se había enfrentado Eusebio contra el Real Madrid y nunca había sido capaz de cantar victoria. Seis veces como entrenador de la Real Sociedad, una como inquilino de Montilivi, precisamente allí, hace poco, en la Copa del Rey (1-4).
Su bagaje era demoledor, 5-22 en la balanza de goles a favor y en contra. A casi tres tantos recibidos por cada partido.
Sin embargo, el primero de sus triunfos no pudo ser más oportuno. Porque Eusebio estaba en la cuerda de floja. Y, sin embargo, sale muy reforzado, más aún después de que su doble cambio al descanso resultara decisivo para la remontada final.