Cuatro finales le quedan al Real Madrid si quiere alzar el título y las mismas para el Barcelona si logra hacer que los de Zidane tiemblen en la cima. Los tres empates en los últimos cinco partidos han generado un clima de tensión y de crispación en el vestuario que Setién debe cambiar lo antes posible.
El técnico cántabro, después de seis meses, continúa en la búsqueda de la mejor fórmula para que el Barcelona vuelva a brillar y dominar como antes, deseo que se vio en el duelo último con el Villarreal.
Y la clave está en el nuevo esquema que Setién lleva usando dos partidos consectivos, aunque con algún matiz importante. Lo que no cambia es que Leo Messi no entiende de descansos.
El 4-3-2-1 le viene bien al Barça, al menos, hasta ahora. Contra el Atlético, Setién dejó a Griezmann en el banquillo y salió en el minuto 90 para tener su peor partido frente a su ex equipo.
De enganche dejó a Riqui Puig y puso como pareja de ataque a los amigos Messi-Suárez, y el resultado no todo lo que se esperaba. En La Cerámica repitió y esta vez sí que hubo alegría, como indicó 'AS'.
Setién movimiento algunas de sus fichas. Rescató a Griezmann y devolvió al francés a la titularidad, además de que lo colocó junto a Luis Suárez para ser su pareja de baile en el ataque.
De enganche y moviéndose por todo el campo puso a Leo Messi, y eso de tener a un astro como uno de los jefes superiores del ataque es mucho peso para el rival. El resultado fue que la 'msg' se lució porque los tres tenores están más cerca y pueden encontrarse mejor, como bien analizó Pique. En resumen, Suárez y Griezmann marcaron y Leo Messi repartió dos tantos
Esta puede ser la fórmula mágica de Setién, aunque ya solo le quedan cuatro jornadas y el Madrid está a cuatro puntos. Eso sí, el Barcelona tiene la Champions entre ceja y ceja.