La estampa fue curiosa. Marcó el que quizá sea uno de los golazos de la jornada, pero en vez de correr a celebrarlo, se fue directo al poste izquierdo de Strakosha. Se agachó y recogió algo.
Era un pequeño objeto de color azul, que el árbitro le requirió. El delantero brasileño se lo enseñó, pero no se lo entregó. Fue corriendo a la banda, donde calentaba un compañero, y se fundió en un abrazo con él.
Entonces sí, le dio lo que fuera que recogió al colegiado del encuentro, quien como profesor de una clase inquieta de colegio, se lo requisó y se lo guardó en el bolsillo del pantalón.
¿Qué era lo que Moraes recogió de la portería rival? ¿Quizá un amuleto? Podría ser, tiene sentido. Es posible que lo dejase al descanso, esperando su momento. Cuando saltó al campo en el 67', supo que llegaría.
Quizá por eso, cuando marcó, fue con el objeto a celebrar el gol con un compañero en la banda. Para agradecerle el consejo. Para decirle que funcionó. Quién sabe. Habrá que esperar al acta para que el eslovaco Ivan Kružliak nos cuente qué fue lo que requisó al futbolista brasileño.
8 de marzo de 2018
No sería la primera vez que vemos a los futbolistas recurrir a la superstición para marcar, pero ver en Europa el uso de estas tácticas es poco habitual. No así en África, donde se ha llegado a meditar prohibir estas prácticas.