Cuando uno consigue ver puerta, la alegría es difícil de controlar. Se sale por todas partes y es incluso complicado para los futbolitas canalizarla en un solo gesto que signifique su alegría en el momento posterior a brindarle la diana a los suyos.
Se las ha visto de todos los tipos: volteretas, 'vaciles', obscenidades, saltos, gritos... Pero lo que pocos habían podido contemplar hasta el momento era algo tan inesperado. El delantero 'txuri-urdin' fue preso de la intensidad del momento y sorprendió a todos.
Nada más mandar la pelota al fondo de las mallas, se fue corriendo hacia la banda y, sin siquiera haber salido del área todavía, dio una patada frontal al aire que fue tan potente que provocó que se le cayera la bota. Al efectivo le dio igual y siguió sonriendo.
Su felicidad estaba justificada: el gol se transformó en el único del partido y el que le dio los tres puntos a su escuadra. La jugada fue fruto de una acción personal en la frontal del área rival tras un ataque rápido de los visitantes, que acabaron conquistando Balaídos.