A finales del año pasado, la Selección Japonesa maravilló al planeta en el Mundial de Catar. Derrotó a Alemania y a España, 2 de los combinados nacionales de más solera en el panorama internacional, en una fase de grupos que la convirtió en una de las atracciones del torneo. En los octavos de final, tras una actuación digna ante Croacia, cayó en tanda de penaltis, pero volvió a casa con muy buenas sensaciones.
Ya ha pasado un tiempo desde entonces y ha quedado claro que aquellos destellos no fueron fruto de la casualidad. Aunque, en sus primeros compromisos después de la gran competición, se dieron un empate ante Paraguay y una derrota ante Colombia que parecieron devolver a los nipones a donde los pronósticos siempre les han situado, una batería de resultados notables en sus siguientes duelos han devuelto el sabor de boca más dulce a sus aficionados.
En junio, el grupo pasó por encima de El Salvador por 6-0 antes de atar en corto a Perú por 4-1. En septiembre, se dio el sonado triunfo por 1-4 ante la Alemania de Hansi Flick, que fue despedido en favor de Julian Nagelsmann. No se puede mencionar esta cita, eso sí, sin contar que hubo muchas críticas a los representantes de la 'Maanschaft' por su apatía en el campo. Se elucubró incluso con que le estaban 'haciendo la cama' a su entrenador.
En todo caso, Japón siguió su camino con un 4-2 ante Turquía, lo que lleva a este texto a la ventana internacional más reciente, la de este mismo mes. Los de Hajime Moriyasu vencieron a Canadá por 4-1 y vieron el fin de su racha de encuentros anotando tantos goles ante Túnez, que sucumbió a su poderío por 2-0, un marcador menos abultado, pero igualmente válido para detectar que este combinado nacional va en serio.
¿Dónde está la clave? En la cohesión. Los asiáticos, gracias a la evolución de su fútbol estos años, han sido testigos de cómo varios de sus jugadores se han hecho con puestos importantes en las grandes ligas, pero ellos no son los únicos protagonistas en las convocatorias. Están rodeados de una batería de compañeros que rinden a la altura. Afilan sus mejores habilidades y sacan brillo a las suyas propias.
Talefusa Kubo es el rostro más reconocible por el aficionado español. Con su carrera ligada al Real Madrid, ha pasado por varias plantillas antes de conocer su mejor versión en la Real Sociedad de Imanol Alguacil, que ha llegado a empatar al Inter de Milán en la Champions League. Kaoru Mitoma, entre eslalon y eslalon, lidera la epopeya del Brighton mientras Hidemasa Morita acumula protagonismo en el Sporting CP, Daichi Kamada destaca en la Lazio tras triunfar en el Eintracht de Frankfurt y Takehiro Tomiyasu pelea por la titularidad en el Arsenal de Mikel Arteta.
¿Qué es lo siguiente para los nipones? La fase de clasificación al Mundial de 2026 y la Copa Asia, que arranca en enero de 2024. En la ruta a Canadá, México y Estados Unidos, el equipo es tan favorito como en el torneo de su continente. Comparte grupo con Corea del Norte y Siria, de menor nivel, si bien los surcoreanos también cuentan con algún talento en clubes de élite. En la Copa, aguardan Vietnam, Iraq e Indonesia antes de las eliminatorias, aunque hay que añadir un asterisco a este calendario por el conflicto Israel-Palestina, que quizá altere los planes del torneo -Palestina es una de las participantes-.