El delantero de Moaña nació con estrella. Su carrera en el Celta estaba llamada a ser significativa. Porque en su debut consiguió algo más grande que lo del pasado sábado. Si remontó al Villarreal para acerca la salvación, el 6 de junio de 2009 puede que evitara la desaparición del equipo.
Porque el cuadro gallego, que estaba en concurso de acreedores, consiguió aquel día la salvación matemática en Segunda en un partido a vida o muerte contra el Alavés.
Con 0-0 en el marcador y los vitorianos dando serios avisos ante el meta Bernardo, Eusebio se arriesgó dando la alternativa al joven Iago Aspas, entonces conocido por ser el hermano menor de Jonathan. E hizo lo que ahora borda: revolucionar el choque.
Fue una pesadilla, nadie podía pararle. A diez minutos para el final, de cabeza, llevó la locura a la grada con el 1-0. El debut soñado.
Sin embargo, en el 88' empató Juanjo. Para que volviera el drama. En un tiempo de añadido que recordó a lo ocurrido frente al Villarreal, Iago Aspas puso el 2-1 y dejó al equipo de su tierra, el que le hizo llorar en la categoría de plata. Como paso previo a los posteriores años de bonanza.