Los 32 años de Adrián le han servido para acumular multitud de experiencias en equipos españoles. La cantera del Real Madrid, Celta, Nàstic, Getafe, Racing, Rayo, Elche, Eibar, Málaga... y Zaragoza. Pero su paso por la Costa del Sol le caló más de lo esperado.
La etapa de tres años del centrocampista se diferenció en tres etapas. En su primer año, en la 2017-18, sufrió un durísimo descenso en uno de los peores cursos del Málaga en Primera División. Tocaba empezar casi de cero en un club en el que se convirtió en uno de los capitanes.
Fue uno de los que adquirió la responsabilidad del brazalete en la campaña siguiente, la 2018-19. El objetivo era el ascenso y el club malacitano lo intentó hasta el final, pero cayó en los 'play off' frente al Deportivo.
Sin ascenso en ese año con la ayuda económica que da la Liga a los que bajan de Primera, la 2019-20 fue más dura de lo esperado. Con el hándicap del número de fichas profesionales por el límite salarial, el equipo salvó la categoría en las últimas jornadas.
Y en verano pasó por otra difícil situación: el ERTE en el club, obligado por la situación económica, llevó a Adrián a tomar otro camino, en este caso el de Zaragoza. Pero no se fue como un cualquiera: superó los 100 partidos con el Málaga -103- y dejó 20 goles en su casillero. En La Romareda, ahora a las órdenes de JIM, trata de hacerse hueco.
Este domingo será uno de los protagonistas. Todavía no se ha ganado la oportunidad de ser titular, pero podría tener minutos en uno de esos partidos que gustan ante uno de sus ex equipos. El Málaga vuelve a recibirle en La Rosaleda.