El plan del Pro Piacenza, después de que el jueves la Federación diera el visto bueno a que siguiera en la competición, fue presentar un equipo de mínimos para poder jugar ante el Cuneo y no ser excluído de la Serie C.
Se plantó en la localidad piamontesa con sólo siete futbolistas, el número mínimo para poder jugar. Siete chavales, todos ellos nacidos a partir del año 2000, con los que superar el trámite como fuera.
17 de febrero de 2019
Pero desde el primer momento empezaron los problemas. Uno de los chavales, Isufi, no había llevado la documentación, tal y como informa 'La Gazzetta dello Sport'. Con sólo cinco jugadores de campo y un portero, el Pro Piacenza no podía jugar ese partido.
Entonces apareció el único miembro del equipo técnico que había viajado hasta Cuneo. Porque no había ni entrenadores, ni ayudantes, ni siquiera un utillero. El único que viajó con los chavales era el señor Picciarelli, el masajista del equipo.
El Pro Piacenza, para no sumar otro partido perdido por incomparecencia, le inscribió, y de esa guisa saltaron a jugar al campo del Cuneo. Con seis juveniles, uno de ellos, el capitán Cirigliano, inscrito como entrenador, y un señor de 36 años, con el '10' a la espalda, pero con el nombre tapado.
17 de febrero de 2019
El partido comenzó con quince minutos de retraso, y tras sólo 25 minutos de juego, el Cuneo ganaba 10-0. El primer tiempo terminó 16-0, y la documentación de Isufi no aparecía.
La fortuna pareció sonreír al malogrado equipo 'rossonero' cuando, por fin, en el 15' de la segunda parte, apareció el padre del chaval con la identificación de éste, y el Pro Piacenza pudo jugar un rato con ocho jugadores.
17 de febrero de 2019
Pero fue eso, un rato, porque en el minuto 76, el señor Picciarelli se lesionaba, dejando a los suyos con sólo siete jugadores de nuevo. El partido de la vergüenza del fútbol italiano terminó finalmente con un resultado de veinte goles a cero.
17 de febrero de 2019