Para terminar la jornada 23, Tarragona recibía la visita del conjunto de Paco Herrera, que llegaba con ganas de sumar la segunda victoria consecutiva y poner así las miras a la parte alta.
Pero la realidad es que cualquier equipo te la puede liar, y el mercado invernal ha dado un empujoncito a algunos clubes de la zona baja de la clasificación. En este sentido, el Nàstic ha dado un salto considerable.
Sin embargo, las necesidades mandan, no las sensaciones. El cuadro catalán seguirá colista una semana más, a pesar de no haber dado esa sensación sobre el terreno de juego. Y Pipa fue clave para esa transformación.
El extremo propiedad del Espanyol fue un quebradero de cabeza para la zaga canaria, sobre todo para Dani Castellano. El dominio inicial fue claramente para los de Enrique Martín, aunque Bernabé salvó el primero en las botas de Fidel.
Djetei se marchó lesionado. Raúl también fue clave para mantener el resultado sin goles. Tras el paso por vestuarios, más de lo mismo. El carrusel de sustituciones enfrió un poco el partido, algo que rompió Thioune, que hizo un gran partido, con su innecesaria expulsión.
Noguera completó un gran debut al lado de Mikel Villanueva. El otro que se estrenó fue Sadik, aunque con menos participación. Las Palmas se echó arriba ante la superioridad numérica, y las tuvo de todos los colores.
Bernabé despejó un golpeo de Araujo. Luego, Peñalba le obligó a estirarse y, en el rechace, Momo no pudo marcar con todo a favor. El Nàstic luchó para llevarse un empate que deja con mejor sabor de boca a los locales, pero que no sirve a ninguno.