La técnica 'culé' deja en la orilla al Badajoz

¿Quién dice que los penaltis no se entrenan? Probablemente, el Barça B lo hizo antes de su partido ante el Badajoz. Y los resultados se vieron en el campo. Hubo que recurrir al punto fatídico para resolver una contienda igualada y un mal tiro de Morgado -sus compañeros solventaron bien la papeleta-, junto a la precisión azulgrana, valieron por el pase a la final del 'play off'.
Y todo comenzó con un buen alegato inicial 'culé'. Comenzaron manejando la bola desde el principio, protagonizando todas las llegadas importantes en un ataque volcado por banda izquierda y haciendo sudar a la defensa. Pecaban de rifar demasiados balones a la olla que acababan despejados.
De ahí que optaran por una estrategia más ofensiva y empezaran a poner a prueba a Kike Royo. Este superó el examen de sobra. Sacó los zapatazos de Konrad y Monchu -sobre todo de Monchu- y se convirtió en la base para que, en una contra relámpago, Guzmán abriera la lata previo pase de la muerte de Sergi Maestre.
No cambió de idea el Barça para la segunda mitad a pesar de que no había tenido premio alguno en la primera. El Badajoz lo vio de venir y dejó que ocurriera dando un pasito atrás y defendiendo mucho dentro de su área. Las intentonas 'culés' no eran peligrosas -menos por un tiro al larguero de Konrad-, pero tanto va el cántaro a la fuente que al final...
Manaj completó el dicho. En uno de los muchos centros -al final funcionó lo de atacar por la izquierda- que colgaron, recibió la pelota totalmente solo en el área y aprovechó la pasividad contraria para, con un gran movimiento de cuello, ponerla en el palo largo y batir a Kike Royo.
Su tanto desató un tramo de igualdad que provocó la prórroga y duró hasta la segunda parte de esta. Fue entonces cuando el Badajoz protagonizó un arreón final buscando no tener que llegar a la tanda de penaltis. Cris Ramos tuvo dos buenas ocasiones, pero se quedó sin gol y hubo que recurrir al punto fatídico.
Y ahí se notó la buena técnica de los de García Pimienta. Ninguno de los disparos de los suyos fue malo. Tampoco de los pacenses a excepción del de Morgado, cuyo error fue fatal. Golpeó demasiado blandito la pelota, Iñaki Peña detuvo la bola y, unos lanzamientos más tarde, Monchu certificó el pase a la final.