Después del agónico triunfo ante Suecia, pocos creían que Alemania se estrellaría ante Corea hasta quedarse fuera del Mundial. Sin embargo, el combinado asiático llevó a Alemania a probar uno de sus mayores fracasos, el que posiblemente ponga fin a una generación que fue triunfal durante varios años.
El final del partido tuvo hasta su cuota de humor, con Neuer actuando como extremo izquierdo en un planteamiento absolutamente anárquico. Lo que quedó finalmente fue la desazón, la decepción de un grupo que estaba llamado a conquistar el Mundial por segunda ocasion consecutiva. Exactamente igual que Italia y España años atrás.
Porque Alemania agrandó la maldición del campeón, que ya acumula su tercer Mundial consecutivo. No es nada sencillo renovar favoritismo con cuatro años de margen, algo que quedó constatado en Rusia con otra eliminación en primera ronda.
Hace ocho años, en Sudáfrica, Italia se quedó con el molde en una fase de grupos que parecía asequible. La 'Azzurra' no pudo con Paraguay, Eslovaquia y Nueva Zelanda, sumando únicamente dos pírricos puntos.
Aquel año fue el del primer Mundial para España, que cuatro años después sufrió el 'entierro' de una generación irrepetible. En Brasil, los de Del Bosque rozaron el ridículo tras sufrir una goleada con Holanda, perder con Chile y ganar solo a la débil Australia. La maldición del campeón espera un heredero en Catar.