La imagen abúlica del '10' durante los himnos no hizo si no presagiar la debacle ante Croacia. Cabizbajo empezó Leo, sin levantar la cabeza se fue Messi del terreno de juego tras el 0-3 que firmó su amigo y compañero Rakitic.
Tras errar el penalti ante Islandia, la presión volvió a hacer mella en un Leo Messi que vive preso de la ansiedad cuando se calza la 'Albiceleste', obligado a campeonar para no ser maltratado por sus compatriotas.
Aunque Sampaoli rompió una lanza a favor de su estrella en sala de prensa, el batacazo en el debut obligaba a la Selección Argentina a ganar y mostrar su mejor versión para alimentar la ilusión de 40 millones de habitantes.
Nada más lejos de la realidad. Deambulando por el área rival, la imagen de Messi sólo invitaba al optimismo al recordar galopadas de otrora. La falta de tensión competitiva se apoderó de un Leo abatido antes de la refriega.
No ayudó, tampoco, el grosero error de Caballero. Un errático golpeo del guardameta, preso de la presión que rodeaba al equipo, invitó al primer gol Croata y empujó a la 'Albiceleste' al precipicio demasiado pronto.
La hinchada argentina, hundida, asistía atónita a la falta de reacción de un combinado nacional que apenas si sacó a relucir su pundonor, entregando las armas cuando Luka Modric encañonó de nuevo a Willy.
La laxitud defensiva de Argentina en el tercer gol de Croacia radiografió el estado anímico de la 'Albiceleste', caricaturizado en un Leo Messi que, además de impotente, camina indolente sobre el césped.