No queremos entrar en la polémica de qué es y qué no es 'Sextete'. Por eso, hablaremos de la séxtuple corona que busca el Real Madrid esta temporada. Tan osado es hablar de ese imponente reto en agosto como esencial es ganar el primer título del año para aspirar a ello. La Supercopa es el paso más corto y, a buen seguro, el más sencillo, pero había que darlo para que no se diluyese el sueño de Carlo Ancelotti. "Queremos ganar los seis títulos", dijo el italiano. Y ya 'solo' quedan cinco.
El equipo blanco venció y convenció, aunque sin alardes y en la escena típica de estas fechas, ante un Eintracht de Frankfurt muy alejado a ese equipo que conquistó todo y a todos en la Europa League el pasado curso. Aun así, pudieron los alemanes complicar la final a su rival, pero Thibaut Courtois, uno de los de 'los de siempre', apagó el conato de incendio de Kamada en los primeros minutos. El resto, fue cosa de un equipo que sigue basando en el bloque y en lo que dibuje Benzema arriba sus opciones de éxito.
No fue un partido demasiado vistoso. No suelen serlo en esta fase en la que todavía se confunde la linde entre pretemporada y temporada. El ritmo fue más que lento y plano al principio, con un Eintracht más encerrado de lo que acostumbra y el Madrid, a lo suyo. Tuvo la pelota cómo y dónde quiso e hizo lo que, dentro del guion, se le antojó. No se acercó mucho a Trapp en los primeros minutos, lo que le permitió que se le concediese libertad para jugar de banda a banda, a modo de tanteo, en el arranque.
Sin embargo, la calma chicha duró 15 minutos. Si bien el partido nunca fue frenético, esa tensión baja tuvo picos de taquicardia en algunas acciones en el área, como la que tuvo Kamada ante Courtois. Un desajuste que comenzó con una pérdida de Vinicius, la cual le recriminó Ancelotti, terminó con el japonés colándose en el área por un agujero impropio de partidos de este nivel. Sin embargo, y una vez más, Courtois le puso los ladrillos y el cemento necesarios para que la muralla no dejara de serlo. Con la rodilla, rechazó el mejorable disparo de Kamada.
Susto, control sin más sobresaltos y premio
Modric y Benzema, los dueños de las varitas mágicas blancas, se las dejaron en el vestuario, al menos, en el primer tiempo. Apareció más Kroos que un croata que necesita algo de menos respeto y más ritmo sobre el verde, mientras que Benzema, acostumbrado a rozar el 10, cumplía con un 7 que, al fin y al cabo, eran casi tres puntos menos de la expectación que crea cadaz vez que se calza las botas.
Pese a ello, el francés también fue uno de esos de 'los de siempre' que tuvo mucha culpa en el título. Participó en el 1-0, le regaló un gol a Vinicius que le sacaron bajo palos y tuvo una clara ocasión para un 2-0 que acabó marcando en la segunda mitad. Sin ser brillante, fue letal. El día que vuelva a ese 10...
Siguiendo la línea de nombres propios, tampoco Vinicius fue su mejor versión. Sí se acercaron un Casemiro barredor como en sus mejores días y un Valverde que le aporta un pulmón y una zancada extra a su equipo más que valiosa. Apareció por todos lados, aunque primordialmente por la derecha, para romper, en la medida que pudo, con el hielo que parecía aplanar el partido en Helsinki.
En el 17', el uruguayo y Benzema le pusieron en bandeja el gol a Vinicius, que lo hizo todo para marcar. Valverde dirigió el ataque por la derecha con una gran cabalgada y encontró al galo en el área con un pase raso. Este cedió a la izquierda con el exterior y el ex de Flamengo, completamente solo en el área, chutó y superó a Trapp, pero no a un Tuta que salvó cuando la pelota ya iba para dentro.
Volvió a medio asustar el Eintracht por medio un tiro de Kamada que sacó Courtois en el primer palo, pero los alemanes se empezaban a ver cada vez más lejos del área rival. El Madrid comenzó a crecer poco a poco y, aunque sin obras de arte, comenzó a pintar el cuadro que realmente quería ver.
Tanto fue así que el 1-0 acabó llegando antes del descanso. En el 36', Trapp le sacó un tiro casi perfecto a Vinicius que buscaba la cepa del palo izquierdo del meta. En ese córner, llegó el tanto de Alaba. El austriaco se aprovechó de que el portero abandonó su portería para tapar el primer palo. Allí, junto a dos defensas, quiso evitar que Casemiro, que ganó por alto un envío de Benzema con la testa tras el córner, rematase. Pero el plan de brasileño no era el gol. Vio solo a Alaba en el área chica y el ex del Bayern solo tuvo que empujarla.
Antes del descanso, Benzema pudo ampliar distancias, pero su remate en el área se fue demasiado desviado. Parecía franco, quizás uno de esos que embaucará en otra fase del curso. Pero ni con esa falta de afinación se libró de ser clave en el desenlace del choque.
Una segunda parte más efectiva que memorable
Tuvo menos chicha la segunda parte. El Eintracht quería, pero no sabía cómo agitar el encuentro. Y al Madrid, que sí le iba bien con sus armas, no le interesaba que pasasen demasiadas cosas. Pese a ello, se vio movimiento en las dos áreas, si bien el guion general fue un ritmo sin demasiados sobresaltos, tal y como quería el dueño de la pelota.
Vinicius y Casemiro rozaron el 2-0, pero se resistió. Trapp sacó con la pierna un remate del brasileño que tocó en la rodilla de Benzema, mientras que fue el larguero el que se encargó de desviar un zurdazo de Casemiro desde la frontal. En el otro extremo del campo, Courtois apenas tuvo que mancharse para atrapar un disparo raso de Knauff con el exterior.
Dos minutos después, llegó la sentencia. Benzema superó a Raúl como segundo máximo goleador histórico del Real Madrid con el que, posiblemente, sea uno de sus peores remates. Chutó de primeras al centro y de primeras tras la asistencia de Vinicius en el área, pero Trapp pareció estar tapado por algún compañero. Reaccionó tarde y no pudo poner más impedimentos a un balón que se coló por el centro de la portería.
Hasta el final, destacaron más los cambios que el fútbol. Debutaron oficialmente Rüdiger y Tchouaméni con el Real Madrid y Götze se dejó ver en el lado alemán. Rodrygo, que también entró en el segundo tiempo, y Benzema no supieron sacar más partido a un contragolpe que pintaba mucho mejor y que acabó en un tiro desviado de Kroos. Rodrygo, y ya en el 92', tiró algo forzado contra el lateral de la red para cerrar la carta de sucesos de este miércoles en Helsinki.
Benzema levantó su primer título como capitán tras la marcha de Marcelo y el Madrid pone la primera piedra para ese reto que tanto respeto impone, pero que también tanto ilusiona al madridismo. Y sumó un nuevo título con el sello de siempre: cuatro cosas de Benzema y alguna salvada a tiempo de Courtois. Los de siempre, haciendo lo de siempre.