Tres, se dice pronto, tres Champions seguidas lleva el Madrid, un conjunto rebosante de futbolistas formidables y un entrenador que entiende mejor que nadie dónde se encuentra, de qué club se trata el blanco, cómo es la plantilla que tiene a su cargo.
El partido que se jugó Kiev explica perfectamente la temporada, si acaso cómo es el Madrid de Zidane. Nadie esperaba que Salah se lesionara a la media hora, y pasó. Que Karius cantase era probable por su conocido nivel, pero lo hizo dos veces con dos sendos errores groseros, impropios ambos de benjamines.
Nadie habría apostado unos céntimos a que Cristiano se quedaría sin marcar, que lo hiciera Benzema por él y Bale por partida doble. Era impensable otra obra de arte en forma de chilena del delantero galés. Todo esto ocurrió, esto lo vio Kiev, lo presenció en directo medio mundo.
¿Podía entrar un espontáneo a fastidiarle un posible gol al delantero luso? Pues también pasó. El Madrid acabó a mil yardas del Barcelona en Liga, fue eliminado por un club muy modesto en Copa. ¿Y qué? Es campeón de Europa. Por decimotercera vez, además. Caudillo del continente.
Imprecedible Real Madrid, casado hasta la muerte con esta competición, enamorado de una Champions League en la que volvió a hacer historia. Lo que no consiguieron ni PSG, ni Juventus, ni Bayern apenas lo soñó el Liverpool, que solamente inquietó cuando Mané logró el empate. Muy poco rato.
El Madrid es de los pocos clubes grandes en los que no se discute si hay estilo, el ADN, el proyecto. En su sangre lleva escrito el verbo ganar. En el Real Madrd no hay hay tiempo para debatir otra cosa que no sea alzar un título con dos asas que forman dos orejas enormes. Tan básico, tan simple, tan difícil. En eso sí que no se distrae el equipo blanco. También los sufrió el Liverpool, otro club que conoce lo que son las victorias.
Hay que remontarse al año 81 para encontrar la última vez que el conjunto 'merengue' perdió una final de la Champions, entonces llamada Copa de Europa. El Madrid en la Champions es el Dragón de las Siete Bolas Mágicas.
La primera parte fue accidentadísima, y eso animó a un Liverpool al que le costó conectar pases pero que llegó a las inmediaciones de Keylor. Se lesionó Salah, lloró también Carvajal y tanto Madrid como Liverpool se fueron al descanso preguntándose qué pasaba.
Tras el descanso, Benzema hizo de pegamento con los demás y el Madrid se reactivó. Por si fuera poco Karius le echó una mano, más bien las dos. El orgullo 'red' lo puso Mané, pero el castillo inglés cayó cuando apareció Bale, primero en forma de chilena, luego con disparo lejano que se le escurrió al guardameta alemán. Esta noche no tocaron The Beatles.
Cristiano Ronaldo inquietó con un disparo en la primera parte, un cabezazo que acabó en gol bien anulado de Benzema y con un mano a mano que no fue tal porque le rebañó la bola Robertson en la segunda mitad. Un balance pobre, pero tres cuartos de Champions es suya por sus actuaciones hasta la final.
¿Qué es el Madrid de Zidane? Todos opinan, nadie da con la clave, no existe un consenso. Es un conjunto repleto de buenos futbolistas que tiene algunos jugadores fabulosos y un goleador sin parangón en la historia del fútbol que desde el banquillo está dirigido por un técnico que ha sabido tomar muchas buenas decisiones. Es eso pero puede ser perfectamente otra cosa. Los inexplicables que vuelven a ganar en Europa.